El Poder Judicial en la democracia de competencia

Es perceptible que este proceso electoral de renovación del Poder Judicial es una batalla política y no de trayectorias y aptitudes judiciales de las y los candidatos en contienda. Sin embargo, al estar desprovista del poder orgánico de un partido político, se presenta en un vacío de ponderación electoral y con ello han abierto y han visibilizado la inevitable Caja de Pandora: la politización.

El proceso electoral de renovación del Poder Judicial iniciado el 30 de marzo abre el marco del debate político sobre los alcances de la politización que deviene de una de tantas arenas democráticas en el país. Sin embargo, la mascarada en torno a las bulas o prohibiciones del INE” se ha vuelto insufrible para la ciudadanía y en una charada tras bambalinas de diferentes fuerzas políticas y partidos que tienen intereses creados en este proceso electoral.

En Hidalgo hemos presenciado la creciente beligerancia de la bancada de la derecha en el Congreso local en dos momentos: I. Frente a su derrota ante la aprobación de la Reforma al Poder Judicial y II. Ante su impotencia en el marco de operación política del proceso de afiliación que se encuentra llevando a cabo el PRI, proceso del cual el horno no está para bollos”, dado los magros resultados que ha obtenido en diferentes latitudes del territorio hidalguense y ahora se despliega frente al proceso electoral de renovación del Poder Judicial.

En este escenario álgido, las prohibiciones que el INE ha puesto a las y los candidatos al Poder Judicial entraña un verdadero despropósito ya que el financiamiento es nulo y ha desatado una guerra de redes sociales, escenario al que pueden apelar las y los contendientes. No obstante, este escenario restrictivo ha creado una violencia velada de campañas, donde las promociones in situ y en las redes han generado una peligrosa polarización social inédita.

Es palpable el clima de beligerancia virtual, donde expresiones políticas tras bambalinas han creado un escenario de conflicto que merece un análisis de fondo y forma.

     I. El INE y el control de la promoción de candidaturas

Debido a que la renovación electoral del Poder Judicial no es análoga a las formas de representación política del Poder Ejecutivo y del Poder Legislativo, la contienda ha tenido que ser arbitrada sin experiencia previa, lo que implica para el INE un camino sinuoso y donde su operatividad electoral se encuentra enfrentando expresiones inéditas que difícilmente pueden ser análogas a las condiciones legales del Poder Ejecutivo y del Poder Legislativo.

    II. La politización velada

Es perceptible que este proceso electoral de renovación del Poder Judicial es una batalla política y no de trayectorias y aptitudes judiciales de las y los candidatos en contienda. Sin embargo, al estar desprovista del poder orgánico de un partido político se presenta en un vacío de ponderación electoral y con ello han abierto y han visibilizado la inevitable Caja de Pandora: la politización.

Hace meses, la derecha y su bastión político advirtió como parche antes de tener la herida” que este proceso electoral sería politizado. Se erigió desde entonces como brujos de Catemaco o pitonisas del Tarot” porque no había que ser mentalista para advertir esta condición. La paradoja estriba en que la derecha percibió que su fuerza para operar tras bambalinas en este proceso electoral de renovación del Poder Judicial, era de poca monta, por lo que su denuncia, en realidad, enunciaba su impotencia política.

    III. El pandemonio de las redes sociales

La licitud para el INE del uso de las redes sociales ha sido el peor de los despropósitos frente al nulo financiamiento de campaña y el trazo para contener su politización; dos cometidos que se han convertido en una llamada a misa. En términos estrictos, las redes sociales también sufragan este proceso electoral a través de patrocinios de todos tipos de una semiótica propagandística cuyos alcances van más allá de mensajes subliminales en apoyo de candidatas y candidatos en contienda.

La beligerancia de las redes sociales ha causado una polarización social del proceso y ese es el verdadero peligro que esconde en el juego de intereses políticos en contienda.

Mientras la izquierda hace lo posible por consolidar el control sobre los poderes públicos de la nación, la derecha hace lo posible por infiltrarlos a través de un esquema de redes de personificación y lealtad al antiguo régimen de personeras y personeros inmersos en esta elección.

El epílogo a este proceso electoral de la renovación del Poder Judicial no sólo es dantesco, sino una llamada de atención para que la ingeniería electoral quite esta mascarada política en la que se esconden las fuerzas políticas y construya el marco fidedigno de esta democracia en competencia.


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