La pervivencia local del partido del sol azteca en Hidalgo presenta trazos múltiples de análisis político que permiten engrosar las expectativas de conducción política renovada e interlocución ciudadana y liderazgo autónomo.
El quiebre con la alianza PRIAN del PRD Hidalgo mantiene una composición de revisionismo político en su estructura y asegura, como lo admitió Héctor Chávez, “que se trata de un proceso de democratización”, el cual debe ser asumido desde la renovación de estatutos, principios y rearticulación de cuadros dirigentes que permita incrementar su fuerza política y marcar rumbo en Hidalgo.
¿Qué implicaciones tiene la ruptura del PRD Hidalgo con la alianza PRIAN?
Todo indica que los cuestionamientos sociales, pérdida de credibilidad en los partidos del antiguo régimen y la creciente necesidad de afianzar el proyecto político local del PRD abrieron cuestionamientos de forma y fondo sobre la responsabilidad política del partido y su esquema para volver a las raíces de una izquierda combativa y deliberante. Estas condiciones se erosionaron en tiempo y espacio y explican la pérdida de su registro a nivel nacional y la dramática retención de su registro en Hidalgo.
En Hidalgo el PRD cuenta con una base de sustentación social que le permite pervivir dentro del espectro de la partidocracia imperante, lo que le otorga movilidad y capilaridad política que debe refrendar en los municipios del mapa geopolítico que controla, condición que no puede descuidar y que debe ratificar el apoyo al trabajo realizado en la interlocución ciudadana y su papel público.
En este trazo político, el PRD Hidalgo deberá iniciar una programación para la incorporación militante que le permita incrementar su presencia social, movilidad intrapartido y el ascenso de una fuerza que presente una identidad propia y renovada; todas condiciones que a nivel internacional suelen presentar los partidos locales que se vuelven fuertes y que generan contrapesos políticos, volviéndose interlocutores de peso específico local entre la comunidad y el gobierno (los casos de los partidos locales en España ejemplifican plenamente esta realidad).
En el plano del control municipalista que presenta el PRD, sobresale la vocación de trabajo que le permite marcar adhesión ciudadana y localía política, condiciones expandibles a nivel local y que pueden y deben marcar el sesgo distintivo de una izquierda alterna que sabe concitar acuerdo que congrega la voluntad ciudadana y que permea con liderazgo propio.
En la atmósfera del revisionismo político, el partido del sol azteca cuenta con la experiencia de su radiografía política nacional, por lo que su historia es el mejor esquema de orientación de los pasos perdidos, y de un nuevo trazo hacia la modernización de sus cuadros dirigentes y militantes en proximidad a las necesidades de la ciudadanía de Hidalgo: “lo que bien se aprende no se olvida”, sobre todo cuando proviene del activismo político y la conducción social de las causas justas de los que menos tienen.
En la prospectiva económica, el PRD Hidalgo contará para 2025 con un techo financiero que le permitirá un margen amplio de maniobra y habrá de generar expectativas para concretar proyectos políticos y de adhesión ciudadana, por lo que su coexistencia en el espectro partidista de Hidalgo será bajo un esquema de solvencia e integración política en la escena social.
Como el ave fénix, el PRD Hidalgo ha retornado fortalecido a ojos de propios y extraños. Los pasos perdidos están a punto de generar la lección histórica que marque el aprendizaje significativo de un partido de izquierda de vanguardia que deje atrás los devaneos con las fórmulas partidistas del antiguo régimen que se hunden como el Titanic y genere la esperanza ciudadana en el desarrollo de un sistema político que jamás volverá a las añejas costumbres y praxis política de la decadencia de las élites del poder.