Errónea lectura política del PRI-Hidalgo

Por más que el PRI se quiera presentar como un partido ejemplar, está impedido desde su raíz para eliminar prácticas basadas en el autoritarismo y abuso de poder.

La razón por la que Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez están al frente de sus respectivas alianzas políticas rumbo a la elección presidencial es la necesidad que tiene la ciudadanía de candidaturas que subsanen las asimetrías de la realidad social, no los errores que los políticos hombres han cometido a lo largo de la historia en México.

En ningún escenario a nivel internacional, la realidad política atiende al género de los actores sino al voto programático de la correlación de fuerzas que, en un partido, militantes y ciudadanía, deviene en un clima de intención de voto que otorga peso político, credibilidad y legitimidad para acceder a una candidatura.

En el caso concreto del PRI, el autoritarismo y verticalidad de la imposición (dedazo) caracterizaron las decisiones de cúpula que aún priman, por lo que la renuncia de Osorio Chong o Fayad Meneses, que dicho sea de paso también fueron parte de la cúpula del poder y sus prácticas, revela la raíz de una clase política sórdida, ambiciosa y proclive al abuso de poder.

En esta tragedia política, la Ley Electoral ha avanzado hasta garantizar la misma cantidad de espacios para las mujeres, por lo que el próximo año en Hidalgo el PRI postulará a 42 candidatas para renovar ayuntamientos, a 9 o 10 por las diputaciones locales y 4 federales, sin que ello signifique que las prácticas autoritarias para la selección hayan quedado en el olvido, como bien lo ha demostrado el actual dirigente nacional, Alejandro Moreno.

Alejandro Moreno y Carolina Viggiano pretenden presentar la revitalización del PRI-Hidalgo desde la óptica de género e inclusión política al estilo de la narrativa de las “precandidatas” Sheinbaum y Gálvez, estrategia que no puede eliminar las prácticas que aún priman en el tricolor y que son, en la realidad, el lastre de un partido en crisis.

La pérdida de la estructura de operación política del PRI-Hidalgo en el juego de prebendas de escaños y organización de células ciudadanas no se puede subsanar con narrativas, esto quedó claro en la pasada elección de gobernador, donde el género no fue a contrapelo en la historia que el tricolor creó por décadas y que presagió la pérdida de su bastión hidalguense.

Al PRI le quedan deudas por saldar en la democratización del partido a nivel nacional y por supuesto en Hidalgo, y nada indica que de cara a los comicios de 2024 exista una reestructuración democrática no sólo en la elección de candidatas y candidatos del tricolor, sino en la ingeniería política que constituye a este organismo político en detrimento de una estructura militante partícipe y participativa de la construcción del partido.

Ninguna narrativa política puede sustituir al trabajo orgánico de respeto a los principios y prácticas ideológicas de un partido, y el PRI-Hidalgo no es la excepción.


ARCHIVADO EN:
, , , , , , , , , , ,