A estos políticos les urge el descanso eterno

A propósito de las fechas, valdría la pena enlistar los nombres de aquellos políticos que mucho bien harían retirándose de la vida pública, es decir, quienes poblarían el panteón hidalguense en pos del bienestar social.

 

JOSÉ FRANCISCO OLVERA RUIZ

El exgobernador marcó su sexenio por los excesos a costa del erario público, dejando como herencia una millonaria cuenta de desfalcos en distintas dependencias, un enorme grupo político del cual emanan cuadros sin la menor sensibilidad social que no dan el ancho en ninguna encomienda, y que encima de todo se encuentran terriblemente resentidos porque no se festejan sus pobres “logros”.

Olvera Ruiz no tiene más que ofrecer al escenario político, mucho menos a la población que ya gobernó con tan malos resultados; ahora puede disfrutar cómodamente del dinero que, cuentan, sacó de la Plaza Juárez, además de darse el lujo de ser uno de los pocos exgobernadores sin persecución judicial.

Gracias a la administración olverista, el estado vive una de sus peores crisis económicas, posee innumerables elefantes blancos, sobre todo en el ramo de la salud, existen focos de delincuencia que están generando problemas, resentimientos al por mayor por no recibir pagos económicos a cambio de silencio, rezagos en más de un tópico, en fin. Ha sido suficiente, José Francisco haría la mayor obra política de su vida alejándose de Hidalgo.

 

GERARDO SOSA CASTELÁN

No por nada amigo fraterno de José Francisco Olvera Ruiz, quien durante su mandato le obsequió total control sobre la UAEH para que pudiera manejar hasta el último peso a su antojo, se cuenta, a su favor.

Sosa Castelán ha labrado una endeble trayectoria política sobre las masas estudiantiles que ni lo conocen ni lo pelan, pero que a través de sus esbirros logra chantajear a cambio de bondades universitarias de diferentes formas.

Gerardo posee uno de los pasados más negros de la historia hidalguense, el cual debió haberlo sacado de todo escenario político hace años, pero se le permitió resguardarse en las oficinas universitarias para lanzar pequeñas grillas a diestra y siniestra usando, por supuesto, el dinero que espera no sea auditado.

Es evidente que nadie quiere ser gobernado o representado por un personaje ligado a decenas de expedientes judiciales iniciados por gran cantidad de delitos, mucho menos por alguien que vive a costillas del erario público restando oportunidades de desarrollo a la juventud hidalguense; mejor sería su retiro con la poca dignidad que le queda.

 

FRANCISCO XAVIER BERGANZA

El conocido “cantante” se suma a la lista de aquellos vividores del erario público que han pasado años viviendo cómodamente a costa de la población de la entidad y que, por cierto, tampoco se salva de interesantes denuncias que ponen en entredicho su integridad y respeto al sexo femenino.

Prende veladoras para que se le conceda una candidatura al Senado el siguiente año, por cualquier partido, porque nunca se ha caracterizado por congruencia o ideología política, más bien resulta un oportunista que no juega a ganar sino a retener dinero otorgado por los órganos electorales a las labores de campaña.

Personaje sin algo que aportar a la entidad, ha estado en diferentes encargos y en cada uno ha probado su falta de capacidad y responsabilidad, su trayectoria solamente se mide con base en cuánto dinero ha recibido de las arcas públicas. Su desaparición política ni siquiera causaría algún tipo de revuelo.

 

JOSÉ GUADARRAMA MÁRQUEZ

El eterno candidato a gobernador en Hidalgo parece que aún no logra procesar que ha perdido la poca fuerza que alguna vez tuvo, que sus comerciales sonrientes para promoverse no causan la menor empatía, que sus intentos de resurgir en la política son desgastantes e infructíferos, y que su caducidad expiró hace sexenios.

Sus grillas marrulleras a través de personajes de poca monta ya no generan ningún impacto real, por lo que Guadarrama Márquez debería retirarse a continuar con sus diferentes negocios en Hidalgo, lejos del foco político, donde sólo representa un gasto millonario innecesario en cada campaña electoral.

 

FERNANDO MOCTEZUMA PEREDA

El diputado federal resultó ser el más avispado de los olveristas, pues en medio de todos los escandalosos desfalcos se limitó a desaparecer temporalmente de la esfera pública mientras intenta negociar el apoyo de alguna diputada federal para ir en fórmula al Senado.

Es la muestra viviente de la impunidad, en el sexenio de su único jefe político –José Francisco Olvera Ruiz- palomeó todas y cada una de las decisiones, era el encargado de revisar las cifras de cada Secretaría, conoció y es cómplice de todos los desfalcos; fue el personaje más cercano a Olvera Ruiz y debería retirarse porque fue pieza clave en los saqueos estatales.

Olvida la promesa del Corredor Quetzalcóatl, con el que intentaban campañearlo, de las obras que lleva a su distrito presumiendo millonarios costos cuando es evidente su bajo valor económico, sus arranques de enojo en plena campaña cuando cualquiera en el público protestaba por lo mal hecho de las obras del gobierno que representaba, por su juego sucio contra el candidato a gobernador en 2016 –curiosamente, fue en su distrito donde se destapó el peor fuego amigo y donde la estructura priista es más reacia al trabajo disciplinado-.

Poseedor de una personalidad gris y trabajos poco destacados, es hechura de Olvera Ruiz y sin su jefe no tiene nada.

 

PEDRO LUIS NOBLE MONTERRUBIO

El diputado federal sólo ha destacado por su capacidad económica, y dicen las malas lenguas que se debe a manejos poco ortodoxos.

Sus escándalos son fuente prima de trascendidos: un hijo que golpea a su pareja, un hijo que roba el mérito de un centro recolector de víveres, su trabajo como notario dando fe de contratos entre vivos y muertos, la coincidencia de que en cada encargo que toma quedan dudas financieras.

Ha tenido grandes oportunidades y en cada una le ha quedado grande el puesto, y dicen, pequeños los pueblos donde compra al por mayor.

 

ONÉSIMO SERRANO GONZÁLEZ

El delegado federal de la SEDATU tuvo su mayor auge mediático en el momento en que se ventilaron sus conversaciones íntimas con una subalterna, embarrando a cuanto funcionario cercano a él estuvo cerca; sin embargo, su historial de corrupción y maltrecha reputación es vox populi.

Intenta colarse entre las listas de aspirantes, y como todos los integrantes de este panteón, ha demostrado ampliamente en cada encargo ser incompetente, llenando todo de dudas sobre el manejo financiero, su círculo de compadres, amigos y amigas favorecidos con prebendas –aunque después intenten negar, o por lo menos ignorar el tema-; es poseedor de uno de los perfiles que asoman menor preparación y falta de sensibilidad social.

Su retiro es necesario, su presencia tendría mayor éxito en alguna empresa de giro banquetero, pero no ocupando un cargo público que a causa de sus malos manejos agrava problemas sociales en el estado. Es un personaje que afecta cualquier imagen a la que se acerca.

 

LILIANA OROPEZA OLGUÍN

Podríamos ahondar en la inexistente carrera política de la diputada federal, en sus exhibiciones y errores recientes, pero resulta innecesario;  basta decir su nombre para saber que pertenece a un sector femenino al que no le agrada ni el trabajo ni el esfuerzo, y que su manutención resulta a costa de todo Hidalgo.

 

Existen políticos en Hidalgo que han vivido años del erario público, que no han generado absolutamente ningún beneficio más que un séquito de “su gente” que cuenta con el mismo perfil político que ellos; es tiempo de mandarlos al panteón de la política.