El gobierno de Julio Menchaca se reposiciona a nivel nacional a través de la implementación de políticas públicas y la reorientación de los programas del Bienestar como vectores del desarrollo social.
A tres años del ascenso del gobierno de alternancia de Julio Menchaca, las fiestas patrias tienen un sabor y color distinto en Hidalgo.
Todavía recuerdo, mis únicos y queridos lectores, el discurso de toma de posesión del primer gobernador de alternancia política, Julio Menchaca, con un semblante sobrio y con el nerviosismo propio de una ocasión trascendente; tanto para un hombre sencillo y de perfil humilde que, desde la cultura del esfuerzo, se ha encumbrado en el Poder Ejecutivo de Hidalgo.
A diferencia de las liturgias políticas sórdidas, ese día en Plaza Juárez Julio Menchaca fue sobrio y contundente; no había arribado al poder para quedarse sentado en el escritorio, hacer fiestas y parafernalias a puertas cerradas en la hacienda de la Concepción o aparecer como DJ poniendo discos en antros de moda.
La escena política fue climática y la presencia de personeros del gobierno federal dio marco a la toma de protesta, donde Julio Menchaca, visiblemente emocionado, recuerdo, levantó su brazo que temblaba y rindió de manera solemne el juramento a ese pueblo que ha hecho primero en las decisiones de gobierno.
Han transcurrido tres años y la mitad del camino no ha sido fácil de construir. Desde el desvanecimiento que sufrió en una gira de las Rutas de la Transformación, el impasse de las peleas políticas, donde ha tenido que dejar claro que al gobierno se viene a trabajar; así como con firmeza, admitir que estamos en alerta amarilla en seguridad pública y que la estrategia debe ser fortalecida, su paso sigue firme y sus decisiones se afianzan en el trabajo cotidiano.
De las virtudes personales que percibo en Julio Menchaca, la sencillez y humildad han hecho de su proximidad ciudadana un vínculo de confianza con el pueblo que abandera y con el cual convive abiertamente. Es un político de palabra clara y abierta, y no tiene dobleces ni busca reflectores.
En los vacíos de poder, la ciudadanía ha resentido los alcances de la estrategia de seguridad, y el huachicol y narcomenudeo, que han pavimentado negocios hacia la extorsión y el plagio, se erigen como las demandas sentidas que deben ser ajustadas para el 4º año de su gobierno.
De cara a la revocación de mandato, el trabajo realizado por Menchaca Salazar no da pie para que exista ninguna sorpresa en el control político del poder en Hidalgo, ello debido a que Morena ha logrado, a nivel partido, comenzar a nivelar su piso firme y Marco Rico respira en términos distintos a un inicio de gobierno en el que el partido guinda se erosionaba en las arenas políticas que lo arraigaban a desencuentros tribales y de grupos de poder.
Las fiestas patrias han llegado provistas del mensaje político del gobernador Julio Menchaca que, en su 3er Informe de Gobierno, no ha dejado pasar por alto una serie de mensajes abiertos y encriptados que evocan los usos de firmeza de poder político de todo mandatario; empero, no ha caído en la pasarela al estilo del antiguo régimen de abrazos baratos ni halagos de pasillo.
En el análisis crítico de una gestión que ha alcanzado la madurez, se esperan logros vía la capacidad de gestión económica y política de Julio Menchaca con el sector privado y el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum, con la cual tiene un pacto de unidad política y se ha adherido al Plan Claudia en la fase de consolidación del bastión morenista en Hidalgo.
A tres años de un camino arduo, difícil y complejo, Julio Menchaca tiene la conciencia tranquila, porque mira en proximidad a su pueblo y se mira como pueblo.

Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.