King Kong, la célebre novela de Delos Lovelace, ha sido llevada a la pantalla grande en infinidad de ocasiones, siendo la principal y mejor de todas la de Ernest Shoesdack y Merion Cooper. La de 1976, de John Guillermin, sólo es recordada por el tamaño, y la de 2005 de Meter Jackson debe verse como un simple homenaje.
Por ello sorprende Kong: la isla de la calavera, de Jordan Vogts Roberts, que se acaba de estrenar. La acción transcurre al término de la Guerra de Vietnam, un equipo científico encabezado por el obsesionado Bill Randon (John Goodman) es enviada a explorar la isla de La Calavera, que no aparece en ningún mapa.
La protección militar corre a cargo del coronel Preston Packman (Samuel L. Jackson), mientras que el guía es James Conrad (Tom Hiddleston) y la fotógrafa es Mason Weaver (Brie Larson), menos sensual que sus antecesoras Fay Wray, Jessica Lange o Naomie Watts.
A diferencia de las otras cintas, Kong aparece desde el primer momento como un gigantesco simio de 30 metros que es venerado como un dios por los nativos, ya que los protege de las criaturas monstruosas que habitan en las profundidades.
La producción de 190 millones de dólares recuerda las cintas de aventuras de las matinées infantiles, pero sin llegarle a la cinta original de 1933.
Kong: Skull’s island es una buena cinta de aventuras, a años luz de la original, pero que apenas es la primera de la saga y promete más emociones.
Por: Jorge Carrasco V.
Egresado de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM. Periodista activo desde 1981 en diversos medios. Especialista en temas internacionales, deportes y espectáculos. Autor de biografías sobre Pedro Infante y Joaquín Pardavé de Editorial Tomo.
