Con un saldo oficial de 120 heridos, entre manifestantes y policías, terminó la marcha de protesta en la CDMX contra el gobierno federal, que iba desde el Ángel de la Independencia hasta el Zócalo y que fue convocada originalmente por la llamada Generación Z y a la que se le unieron diversas organizaciones.
El origen y nombre de esta generación no está claro, surge en varios países con denominaciones diversas y sus puntos de coincidencia son que se trata de personas que nacieron entre la decada de 1990 y hasta el 2010. Son jóvenes que se distinguen por el contacto que desde pequeños tienen con el internet, familiarizados plenamente con la tecnología y los medios digitales.
La Generación Z se desarrolla en Estados Unidos, al igual que en otros países del mundo en donde se incluye a México, y es la sucesora de la llamada generación Millennial. Se definen como antipartidistas y aclaran que sus protestas siempre serán pacíficas al tiempo que con ello se deslindan de cualquier acto vandálico.
Claro que lo ocurrido este sábado distó mucho de ser una manifestación de protesta en paz. En mucho, tal vez, porque sin duda hubo infiltraciones de violentos como el llamado “grupo Negro” que encontraron la ocasión en la convocatoria para hacer de las suyas como en otras marchas. Esta vez la crisis estalló frente a Palacio Nacional en donde el gobierno de Claudia Sheinbaum levantó un muro de acero para proteger la propia sede del Poder Ejecutivo y la Catedral Metropolitana, principalmente.
La protestas se extendieron a varias de las más importantes ciudades del país como Guadalajara, Monterrey, Puebla, Mérida y Oaxaca. Se insistió que se trataba de un movimiento horizontal, es decir, no hay líderes, ni tampoco se trata de bots como una y otra vez aseguró el Gobierno de México a través de sus voceros y de la propia presidenta Sheinbaum.
Se trató de la primera manifestación en contra de la dama que hoy ocupa el cargo político de mayor nivel, apenas a poco más de un año de haber asumido el poder y gobernar así a más de 130 millones de habitantes. Sin perder de vista que la concentración del poder del que hoy le acusan, es justo una línea que se mantiene desde antes de su llegada.
Una y otra vez se insistió que la marcha sería de los jóvenes de la Generación Z, pero en la realidad estuvo enriquecida por grupos tan diversos como los michoacanos que protestan por el homicidio del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo; por los médicos y sus enfermos que se quejaron por la falta de medicamentos, de instrumental, de personal y demás deficiencias en el sector salud.
Con todo y el menosprecio del gobierno para con el grupo de inconformes, no debemos olvidar que este sector poblacional encuentra en las redes sociales el mejor mecanismo de comunicación, y en otras partes del mundo ha terminado ya con gobiernos en países como Nepal, Perú y Madagascar.
Es cierto que la sabatina manifestación permitió comprobar la ya no tan velada guerra entre afines y no afines al actual gobierno de Morena, tanto a nivel federal como en la mayoría de los estados y municipios del país. Las fuerzas se polarizan más, en mucho porque los discursos de la presidenta siguen la escuela de AMLO, su mentor, descalificando a todo aquel que no se someta a sus políticas o intereses.
Y en ese sentido hablamos lo mismo de personajes que de medios de comunicación o instituciones, que cuando se atreven a desafiar al gobierno, este a través de medios oficiales gubernamentales como el SAT, el IMSS o hasta la propia Fiscalía de la República buscan doblegarlos y someterlos a sus intereses.
El caso más representativo de este tipo de presiones del gobierno es el del millonario Ricardo Salinas Pliego, a quien la Suprema Corte de Justicia recién lo ha sentenciado a pagar impuestos por alrededor de 48 mil millones de pesos. Ahora, el empresario ha enarbolado la bandera de su posible candidatura para presidente de México en el todavía lejano 2030.
En el futuro se verán los alcances de esta manifestación -y seguramente otras posteriores- de miles de mexicanos en contra de la corrupción, la impunidad, la inseguridad, el cobro de piso, la desaparición de personas y otros lastres que arrastra el país, no de ahora, sino desde hace muchos años, pero que en los últimos siete han crecido a lo largo y ancho del territorio nacional.
Por hoy es todo, nos leemos en la próxima entrega, pero…Entre nos.
Por: José Guadalupe Rodríguez Cruz
*Egresado de la UNAM como licenciado en Derecho y Diplomado por el Instituto de Administración Pública de Querétaro y por la Universidad Iberoamericana en Políticas Públicas. *Regidor Municipal en Tula, Secretario Municipal de Tula, Diputado local en la LVII y LIX Legislaturas en el estado de Hidalgo y Presidente Municipal Constitucional de Tula 2000-2003. *Autor del libro “Desde el Congreso Hidalguense” y coautor del libro “Tula... su Historia” *Director y fundador del periódico bisemanario “Nueva Imagen de Hidalgo”, que desde 1988 se pública en Tula, Hgo.






