Hacia el año 2015, Ecuador se posicionaba como el segundo país más seguro de Latinoamérica, una hazaña que a nivel internacional le reconocieron al gobierno de Rafael Correa, el presidente al que muchos llamaban “socialista” y que se encargó de atender las necesidades de los más pobres para poder eliminar de raíz el problema de la criminalidad. Sin embargo, en 2023, Ecuador se convirtió en el segundo país más inseguro para vivir.
Este contraste, registrado en muy pocos años, vuelve interesante y a la vez aterradora la situación que ha vivido dicha nación, pues pese a que pueda parecer un hecho aislado, es de vital importancia tenerlo presente dada la estrecha relación que guarda con el narcotráfico en nuestro país.
Se puede decir con certeza que el gobierno actual, a cargo de Daniel Noboa, no es el causante de la situación que vive la nación andina; en realidad esta problemática proviene de los personajes que gobernaron previamente: Guillermo Lasso y Lenin Moreno, quienes permitieron la intervención de empresas extranjeras, debilitando el poder estatal y eliminando ministerios como el de justicia, que era el encargado del sistema penitenciario del país, por lo que sus gobiernos dejaron el sistema carcelario olvidado y los inmuebles se convirtieron en los centros de mando de las bandas criminales, cuyos acaudalados integrantes gozan de diversos privilegios precisamente por las reformas en favor del sector privado.
La evidencia más grande de la situación que se vive en Ecuador fue el asesinato del candidato a la presidencia Fernando Villavicencio, que entre sus propuestas pedía especial atención en eliminar a los grupos criminales. El crimen fue perpetrado por la banda delictiva “Los Choneros”, que tiene una estrecha relación con el cártel de Sinaloa, al estar encargada de cuidar los puertos pertenecientes al cartel mexicano dentro de las ciudades portuarias desde donde exportan la droga hacia nuestro país, que proviene de los mayores exportadores: Colombia y Perú.
El estado de excepción que ha habilitado el gobierno ecuatoriano permite a las milicias del país disparar sin discreción a todo posible sospechoso, esto significa que lamentablemente los ecuatorianos vivirán una guerra civil dado que, sin lugar a duda, el narcotráfico buscará mantener su posición dentro del aparato estatal, así como la propiedad de las redes de mercado con las que cuenta y que le dan un enorme poder dentro de la zona.
Por ello, es indispensable que el gobierno de López Obrador redoble esfuerzos en su política contra el crimen organizado, pues lo que vemos en otra parte del mundo puede esparcirse como una ola de violencia que se descargaría contra la población civil en un posible futuro conflicto contra el narcotráfico y más ahora, con el ejemplo que ha dado el Ecuador.
Por: Carlos Nander
Estudiante de la disciplina de las Relaciones Internacionales en búsqueda de los posibles efectos que pueden generar dentro de nuestro país. Amante del conocimiento, la historia y el cine.
