La India vive un momento dantesco por los contagios de covid-19, que ascienden a más de 346 mil, aunado a que la incineración de cadáveres se ha vuelto espeluznante ante la carencia de una estructura funeraria suficiente para atender este brutal problema social.
Ante el ascenso de contagios a nivel internacional, la evidencia es que no estamos en una crisis sanitaria, sino una crisis sistémica que tiene de rodillas al planeta, lo que nos lleva a enfrentar el hecho de que la estructura política y económica de los países no estaba preparada para una coyuntura de cualquier tipo, lo que es claro, pero no hemos querido reconocer.
Esta crisis sistémica apunta hacia un desastre insospechado a nivel mundial, condición que se agudizará no solo en términos de salud, sino en dimensiones como la seguridad pública, el empleo y la miseria extrema.
¿Hacia dónde va esta crisis sistémica? Hacia un estallido social que se habrá de manifestar con gran violencia de Estado en diferentes partes del mundo, que se está pavimentando a través de la inoperancia de las respuestas del gobierno y que ante la desesperación de millones de personas se han precipitado las respuestas violentas de la sociedad que se encuentra en un grado infame de desconfianza hacia el Estado.
En esta tesitura, existe una derrota no reconocida de los gobiernos a nivel internacional en materia de previsión social, la cual debe centrarse en garantizar el sustento de sus ciudadanos, condición que es menos que una falencia en estos momentos porque ni con programas de apoyo social se han podido cubrir las necesidades de la población en diferentes países del mundo.
No quedan dudas de que estamos en una crisis sistémica que ha evidenciado que no estamos preparados para organizarnos como sociedad y buscar una salida en equidad de oportunidades; por el contrario, somos mudos testigos de un creciente egoísmo y atomización social que deja en claro que los gobiernos protegen a determinados grupos de élite que controlan al Estado y que históricamente han planteado las reglas del juego para acumular riquezas y concentrarlas.
Por ello, lo que le queda a la mayor parte de la población en el mundo es llegar a niveles inenarrables de desesperación, como sucede actualmente en la India, para después, en una situación límite, levantarse contra los gobiernos, lo que presupone una tragedia social.
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Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.
