El subdesarrollo político que aqueja a Morena Hidalgo ha obligado a la dirigencia nacional del partido a intervenir tras los desencuentros que han causado tanto la designación de candidaturas como el cuestionable liderazgo de Marco Rico, quien hace caso omiso del vendaval político que se avecina.
Definitivamente no se puede hacer política en lo abstracto, se requiere precisión y determinación en la estructura partidista; sin embargo, la postura distante de Rico Mercado, que no se inmuta frente al quiebre de Morena Hidalgo, revela que su débil conducción política es directamente proporcional a los desencuentros y luchas intestinas.
Mientras la mesa está puesta para que Claudia Sheinbaum triunfe en el proceso electoral de junio, la volatilidad política del partido guinda en Hidalgo causa estragos en la unidad que debe primar en todo el país para lograr sus objetivos.
Marco Rico tiene razón al admitir que no siempre existirán candidaturas de unidad, pero no puede negar que esto advierte sobre la frágil democracia al interior de Morena Hidalgo, resultado de la falta de transparencia en la distribución del poder político que, en contrasentido, está privilegiando el juego de intereses.
Si lo que se privilegia en el partido guinda de Hidalgo es el juego de intereses, lo que sucede con la selección de candidaturas es prueba de que no importará el método por el que se decidan, de todos modos no se podrán impedir las luchas internas y esto creará el mismo escenario que vivieron los militantes de los partidos del antiguo régimen, que hoy también engrosan las filas de Morena y están padeciendo las prácticas de opacidad del pasado.
Marco Rico no puede confundir las causas con los efectos: Morena Hidalgo requiere una profunda democratización de su estructura para poder fortalecer el proyecto político de la 4T; de lo contrario, se replicarán las condiciones políticas que llevaron a la oposición de la vieja guardia a vivir aletargada y con un creciente descrédito social.
Aprender de la cruda historia de la debacle del antiguo régimen es la primera lección que Marco Rico debería haber advertido de la lucha política de López Obrador, que se despide con un libro no de sus memorias, sino de lo que implica jugar en un escenario de corrupción en el control del Estado, como lo significó vivir en la incertidumbre política e impunidad del antiguo régimen.
Todo indica que casi un siglo de operación del antiguo régimen en Hidalgo no sirvió para que la alternancia política que logró Julio Menchaca Salazar como abanderado de Morena enseñe que la política no se hace en lo abstracto.
