¿Revivir al PRI con Jorge Rojo en el Congreso o sacrificar a Julio Valera?

“Está claro que Valera no puede salir del Congreso, porque su suplente es un viejo conocido y referente de la clase política priista del estado; su hipotética llegada implicaría una posición para el PRI en el Poder Legislativo y de facto abriría las puertas para el partido tricolor”.

La eventual candidatura de Julio Valera a un cargo público o político representa la posibilidad de que el PRI regrese al Congreso con un perfil emblemático y simbólico para el priismo como lo es Jorge Rojo. 

En el año 2019, el diputado local Julio Valera Piedras era secretario general del Comité Directivo Estatal del PRI y, junto con Erika Rodríguez como presidenta, conformaba la dirigencia tricolor que encabezaría diversas batallas partidistas. Con más dudas que aciertos por su poco bagaje en la política de territorio, el ahora legislador fue tomando las riendas de un partido que ante la fuerza de Morena y su líder moral, Andrés Manuel López Obrador, buscaba prepararse para el vendaval guinda que se veía venir.

Años más adelante, y una vez que Erika Rodríguez contendió por la diputación local del distrito 8 con cabecera en Actopan, Julio Valera tomó el timón de un partido que reclamaba liderazgos, que alegaba espacios para perfiles probados y con identidad priista que pudieran dar la batalla en el terreno político ante la inminente llegada de un partido que arrasaría con todo a su paso. En su postulación como diputado plurinominal llevó como suplente a un político de estatura y simbolismo para el priismo local: Jorge Rojo. La eventual salida de Valera a un cargo para este proceso, en aquel escenario estaba garantizada por un suplente de nivel como lo era Rojo. Las cosas cambiaron. 

Fue en diciembre del 2021 cuando la dirigencia nacional del PRI decidió postular a la secretaria general del CEN, Carolina Viggiano Austria, como candidata a la gubernatura de Hidalgo, pero lo haría por el Partido Acción Nacional para evitar ser frenada desde la dirigencia estatal a través del Consejo Político Estatal, que evidentemente era un ejército político al servicio del entonces gobernador Omar Fayad. La noticia, que corrió como reguero de pólvora sin que alguien pudiera evitarlo, evidentemente echó a perder las vísperas de un año nuevo y puso a reflexionar al grupo de Omar Fayad sobre la estrategia a seguir con la decisión que había tomado el CEN.

Quienes lo conocen, hacen referencia de Julio Valera como un hombre educado, respetuoso de las reglas, herméticamente confiable y muy ordenado para las decisiones más importantes. Pero fue en ese tiempo cuando el caballo sacrificado fue el diputado local, porque en todo momento sirvió de puente de comunicación entre Omar Fayad y Carolina Viggiano. Se le achaca ser el artífice de aquella fotografía muy forzada entre el presidente nacional del PRI, Alejandro Moreno, y Omar Fayad, después de que hubo una serie de descalificaciones de “Alito” en contra del entonces mandatario que calaron muy hondo en las entrañas priistas del estado. Ahí fue Valera quien cargó con los desencuentros Fayad-Viggiano y las consecuencias inmediatas  de, por primera vez, no ser partido en el gobierno, asumiendo casi como propios los costos de esa nueva condición para la militancia. 

Pese a las condiciones políticas del momento, Julio Valera sirvió de interlocutor para lograr ser el hilo conductor de una campaña con muchas manos de por medio, pero evidentemente fue el encargado de cicatrizar convenientemente la relación política de los involucrados. Hoy el escenario político lo vuelve a poner como el muro de contención, pero ahora desde el Congreso local, ya instalado como líder del Grupo Plural Independiente.

Y es que está claro que Valera no puede salir del Congreso, porque su suplente es un viejo conocido y referente de la clase política priista del estado; su hipotética llegada implicaría una posición para el PRI en el Poder Legislativo y de facto abriría las puertas para el partido tricolor, porque su linaje y dinastía representan fortaleza partidista.

Es probable que el gobernador del estado, Julio Menchaca, le pida a Julio Valera que permanezca en el Congreso para no dejar pasar de ninguna manera nuevamente al PRI, porque sin duda no es conveniente para el jefe del Ejecutivo y tampoco para Morena.

No pretendo espantarlos, queridos lectores, pero ¿se imaginan una sesión con Jorge Rojo en su curul y el recinto legislativo lleno de priistas aclamando el resurgimiento del PRI en el Congreso? Mejor que Julio Valera siga siendo la pieza sacrificada, total, si no lo hiciere, que el pueblo se lo demande.


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