La lucha por designar al mejor jardinero izquierdo en la historia de la Liga Mexicana estuvo muy cerrada.
El pelotero más antiguo fue el legendario Miguel Becerril Fernández, quien jugó 14 temporadas en el béisbol nacional, en ocho equipos, incluyendo a Tigres y Diablos. El veracruzano fue considerado material de Grandes Ligas, pues bateaba de ambos lados y tenía un gran brazo, aunque nunca se quiso ir. Bateó .286, con 185 palos de vuelta entera y 909 carreras producidas.
Ricardo Sáenz, conocido como el Siete Leguas, jugó 25 temporadas en la Liga Mexicana, con un promedio de por vida de .296, 296 cuadrangulares, mil 452 carreras impulsadas y 102 bases robadas. Se le recuerda por haber bateado cuatro jonrones en un juego. Su designación en el Salón de la Fama es más que justa.
Otro miembro del Salón de la Fama es el chihuahuense Alonso Téllez, quien jugó 20 temporadas, en 13 de las cuales terminó arriba de la cifra mágica, en equipos como los Industriales y los Broncos. Su promedio de por vida es .309.
El sinaloense Gerardo Sánchez es considerado el Lou Gherig mexicano, pues participó en mil 415 juegos sin interrupción y fue considerado un ejemplo de pundonor y regularidad.
Todos los recién mencionados fueron derrotados por Andrés Mora Ibarra, coahuilense que jugó durante 23 temporadas en equipos como Saltillo, Nuevo Laredo e Industriales de Monterrey. Obtuvo cuatro títulos de jonrones y es el cuarto cañonero de la liga, con 419 cuadrangulares. No conforme con eso, en 1975 y 1982 tuvo una marca perfecta de fildeo y, entre 1974 y 1975, acumuló 203 juegos sin cometer errores; además, jugó cuatro años en Grandes Ligas. Falleció el 2 de junio del 2015.
Sin duda, fue una designación muy acertada.
Por: Jorge Carrasco V.
Egresado de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM. Periodista activo desde 1981 en diversos medios. Especialista en temas internacionales, deportes y espectáculos. Autor de biografías sobre Pedro Infante y Joaquín Pardavé de Editorial Tomo.
