Los días de la dirigencia nacional del PRI encabezada por Alejandro Moreno y Carolina Viggiano están por terminar, dejando un saldo negativo en el partido otrora poderoso, y es que no ha habido antecedente alguno que haga referencia a lo contrario. Pero no sólo se trata de la dupla más perdedora de la historia, sino que además será recordada por servirse con la cuchara grande y romper con liderazgos priistas que históricamente sumaron activos.
Además de lo anterior, ha sido una dirigencia que se fue ganando la antipatía de los comités estatales a lo largo y ancho del país y de los liderazgos históricos que contribuyeron con experiencia a la maquinaria tricolor, que apenas hace una década era nutrida y vigorosa. Pero la ambición y las malas decisiones fueron hundiendo su poderío.
Inicialmente, su periodo estatutario concluyó en el año 2023, pero en uno más de sus artilugios, decidieron usar los estatutos a su conveniencia y de esta manera alargar su permanencia, porque evidentemente no iban a dejar pasar la oportunidad de perderse una elección presidencial, algunas gubernaturas, senadurías, cientos de diputaciones locales, federales y ayuntamientos, y esto sirvió en dos vertientes: una de ellas es tener acceso al dinero que se dispensa en una campaña tan extensa, pero además colocarse en puestos de privilegios y poder y de esta manera asegurar su vigencia política.
Alito y su pandilla han orquestado una última ordeña partidista para aprovechar hasta los huesos de su partido, por eso es que ahora el grupo de privilegios decidió colocarse en las posiciones cómodas y seguras para evitar riesgos y tropiezos, simplemente quieren asegurar espacios para seguir viviendo del erario público aunque con nulos resultados.
Pero a Alejandro Moreno le ha gustado navegar siempre en la polémica, en la mentira y en las promesas incumplidas, por eso es que cada vez son más las y los militantes que prefieren irse del partido como un reproche y reclamo a esta dirigencia nacional que para los únicos que tienen espacios es para sus familiares y amigos. El PRI se ha convertido en una especie de árbol genealógico de los Moreno-Viggiano.
Ya instalados en esta campaña presidencial, buscan decidir y operar a espaldas de la candidata presidencial Xóchitl Gálvez, quien inició bien, pero ahora se nota que ya la han dejado sola en la carrera por la presidencia.
Pero a pocos días de que concluya la contienda con su torpe y enredada verborrea, fiel a su estilo violento y colérico, le pidió al candidato presidencial del partido Movimiento Ciudadano, Jorge Álvarez Máynez, que debería declinar en favor de Xóchitl, pero ante la negativa del candidato naranja, Alito Moreno expresó, haciendo gala de un estereotipo sexista y machista: “Salieron muy varoncitos, ¿no?” y un día después fue mucho más a fondo refiriendo que “Si a Máynez le faltan huevos, yo le presto”.
Esta no es la primera vez que el dirigente nacional del PRI es exhibido, de hecho, ha habido audios en donde se escucha irascible, iracundo y fuera de sí, porque ese es Alejandro Moreno, un personaje que será recordado por poner los últimos clavos en el ataúd al Revolucionario Institucional.
Y es que, si tan seguro estuviera de su trabajo y de los “resultados” que presumen, tanto él como Carolina Viggiano, no tendrían la necesidad de pedirle a Máynez que decline, y como no le hace caso el candidato naranja, entonces Alito cacarea que el partido naranja está al servicio de Morena.
Vaya manera de enredar las cosas. Lo cierto es que faltan pocos días para reafirmar nuevamente el real peso de su liderazgo. En Hidalgo ya quedó demostrado el “poderío” de Carolina Viggiano, cuando perdió estrepitosamente la gubernatura.
Que no les extrañe que una vez que se vayan de la dirigencia nacional, y que salgan por la puerta de atrás, regresen muchos expriistas que lo único que desean es que nunca más vuelva esta dupla perdedora a tomar el control del partido.
EL CONSPIRADOR
