Los ecos del cambio político

La lectura política del proceso electoral desvela la profunda crisis social que viven los ciudadanos de Hidalgo, donde las alianzas partidistas “Juntos hacemos historia” y “Va por Hidalgo” han evidenciado que las asimetrías económicas y de oportunidades sociales son abiertamente desgarradoras y exigen la reestructuración del poder público.

 

La elevada marginación y la pobreza en Hidalgo denotan el grado de estrés que vive la clase política tradicional, que aún tiene el poder de la gubernatura, condición que marca la paradoja del reconocimiento de las carencias de la ciudadanía en un Estado que ha sido tradicionalmente priista; cuestión cuya raíz histórica supera en tiempos y movimientos a la presencia política de la actual administración federal y propician los cuestionamientos del imaginario colectivo.

 

Es evidente que ambas alianzas políticas coinciden en que la realidad social de Hidalgo está quebrantada por la inconcreción de la tarea pública, que debió marcar las directrices históricas para generar oportunidades sociales y dignidad humana, pero los matices de la propuesta política de cada alianza partidista perfilan las preferencias políticas en las diferentes encuestadoras de parametría electoral que circulan en estos momentos.

 

En este escenario, mientras la alianza “Juntos haremos historia” plantea una alternancia con base de sustentación en los principios de la transformación nacional como antídoto democrático contra la corrupción e impunidad, la alianza “Va por Hidalgo” mantiene el epicentro en la reorientación de la administración del Estado para cumplir con las necesidades sociales que las administraciones pasadas -de sus mismos colores- no cumplieron.

 

En el escenario de la neuropolítica, el capital simbólico de Julio Menchaca Salazar marca la renovación política y esperanza de cambo social, mientras el capital simbólico de Carolina Viggiano Austria pondera la restructuración de la concreción de la tarea pública y su administración.

 

Así, el proyecto de Menchaca Salazar apela a una transformación de Hidalgo en consonancia con el cambio social nacional; el proyecto de Carolina Viggiano apela a la eficiencia de una reingeniería administrativa dentro de las propias lógicas de la clase política que ha gobernado Hidalgo.

 

Estos son los ecos del cambio político que retumban en los oídos ciudadanos.

 

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