En una tortuosa cadena de sucesos de corrupción, el sexenio de Enrique Peña Nieto se ha convertido en un laberinto de podredumbre que amenaza a la actual institucionalidad, porque su cisma es de tal magnitud que no existe una cloaca lo suficientemente grande para permitir el paso de la mierda.
Después del caso Lozoya y de la detención de Genaro García Luna, la cereza del pastel fue la detención del General Salvador Cienfuegos, quien habría sido parte orgánica del narcotráfico en México, cuestión que, a decir del presidente Andrés Manuel López Obrador, constituye “un caso inédito en el país”, dada la cercanía que mantiene con el Ejército en su actual administración.
Lo que el ciudadano común se pregunta es: ¿se le fincará responsabilidad penal a Peña Nieto? La respuesta es contundente: NO.
A ojos de propios y extraños, hoy vemos al expresidente Peña Nieto vivir una vida de ensueño en España, donde la revista “Hola” nos lo muestra comiendo en restaurantes de lujo, en fiestas que asemejan las bacanales de Roma y, por si fuera poco, enamorado hasta el tuétano de su actual novia, mientras millones de mexicanos que él representó siguen viviendo en la pobreza más asquerosa que se pueda narrar.
Es increíble, en este escenario, que no sea la justicia mexicana la que sea capaz de proveer justicia a la ciudadanía en relación a las tropelías políticas que vemos de la clase de sátrapas que existen en México, sino que se encargue el vecino país del norte, lo cual evidencia que la impartición de la justicia en México sigue siendo un espejismo.
Así las cosas, los trapitos al sol de Peña Nieto no habrán de terminar con la detención del General Cienfuegos, esto es evidente; lo culero de todo esto es que los ciudadanos siguen viendo el festín de los tiburones sexenio tras sexenio, mientras se diluyen las esperanzas de construir un país donde la redistribución de la riqueza sea un hecho, donde la miseria pase a mejor vida y no acabe con la vida de los pobres y donde la corrupción de la clase política no sea esta dolorosa afrenta de un pueblo que ha sido históricamente engañado y utilizado.
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Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.
