La derrota de las fuerzas del PRIAN y la rancia derecha del antiguo régimen en la pasada elección del Poder Judicial han perfilado una serie de eventos reactivos de beligerancia política para tratar de detener el progreso y avances del gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum.
En este trazo, el análisis crítico enuncia que la maquinaria golpista del PRIAN ha develado sus intenciones de enrarecer el clima político bajo la estrategia de beligerancia desde cualquier trinchera política.
Vivimos el panóptico del zafarrancho, mis únicos y queridos lectores, del senador Ricardo Anaya, panista que hasta hace poco era investigado por enriquecimiento ilícito, del cual, a su decir, la caca flota y que, en la Cámara Alta de la nación, creó un caos político; desde una beligerancia circense que terminó exasperando a las fuerzas de izquierda que se engancharon y no advirtieron la provocación frente al triunfo que habían obtenido en la elección del Poder Judicial.
Lo mismo sucedió en un tenor beligerante con la senadora Lilly Téllez, quien increpó a la presidenta Sheinbaum Pardo por su política exterior frente al gobierno de Trump y sobre las redadas y manifestaciones de connacionales en Estados Unidos, impugnando su actuación.
Del otro lado de la arena política y de la narrativa de la ficción, Alejandro Alito Moreno y Marko Cortés le gritaban a la presidenta Claudia Sheinbaum que iban a impugnar la elección al Poder Judicial, a título de jauría con hambre.
En Hidalgo, el escenario del fuchi a la elección del Poder Judicial del líder del PRI estatal, Marco Mendoza, se unía a los recovecos de las nalgas prontas en la impugnación de la senadora Carolina Viggiano, frase que quedará en la anécdota de la frustración política del PRI frente al éxodo expriista a Morena y a la de Marco Mendoza de que “en Morena existen priistas de closet”.
Pero el colmo o la gota que derramó el vaso, lo ha protagonizado el periodista Joaquín López-Dóriga que, desde su espacio radial, señaló frente a las manifestaciones de mexicanos hacia las redadas que se encuentra llevando a cabo el gobierno de Donald Trump en Estados Unidos que “él jamás ha visto que un mandatario mexicano haga un llamado para que los mexicanos en Estados Unidos se movilicen en contra de las redadas, y que eso incluye a la presidenta Claudia Sheinbaum”. No sé si López-Dóriga perdió la cordura o su estupidez es digna de las chambonadas de Vicente Fox, Enrique Peña Nieto y el chavo del ocho.
Si un mandatario mexicano incurriera en pedir a los connacionales migrantes en Estados Unidos que se manifestaran al unísono en las calles de ese país, los ríos de sangre que experimentarían serían comparables a una purga nazi, porque la Policía de Estados Unidos utilizaría la fuerza y el golpeo, lo mismo como lo hizo con las manifestaciones de emancipación de la población negra, que además era norteamericana por derecho constitucional. ¡Hay que tener memoria histórica, mi querido Don Joaquín!
Las frases de López-Dóriga son una parafernalia dentro de una maquinaria golpista del antiguo régimen en México que, en y desde diferentes trincheras, intentan causar inestabilidad en el gobierno de Claudia Sheinbaum. Afortunadamente, dada la preparación científica, política y cultural de la primera dama, no se engancha en tonteras al estilo Chumel Torres y Alfredo Adame o del chavo del ocho, lo mismo da.
La maquinaria golpista y su virulenta reacción se explica a través de que ha perdido el poder político y la escena se agrava frente al empoderamiento y aprobación de la presidenta Sheinbaum Pardo y de la fuerza política de Morena que, en Hidalgo, puede asestar la continuidad transexenal en 2028; lo mismo que a nivel federal, puede lograr en la sucesión presidencial del 2030.
Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.
