La ausencia de autocrítica en el PRIAN no es nueva y esconde los problemas de una crisis partidista que, en todo el país, ha postrado a sus fuerzas políticas y mantiene en vilo no sólo la lejana sucesión transexenal de 2030, sino la pervivencia de su partidocracia.
Sin embargo, el revés que obtuvo Morena en Veracruz y Durango -en números relativos- debería ser razón suficiente para que la dirigencia, en la conducción de Luisa Alcalde y Andrés Manuel López Beltrán, diera un paso a la autocrítica y no hiciera lo mismo que mantiene a la oposición sin credibilidad y legitimidad: esconder la cabeza como el avestruz.
Las reiteradas visitas a Hidalgo de Andrés Manuel López Beltrán, lugarteniente de Luisa Alcalde, han develado no sólo la intención de afianzar el proceso de afiliación que se encuentra llevando a cabo el líder de Morena Hidalgo, Marco Rico. En un ánimo de retrotraer los eventos, es necesario recordar que cuando Luisa Alcalde y Andrés Manuel López Beltrán -ya no le gusta que le digan Andy- se presentaron en el partido guinda local fueron abucheados y esto develó la debilidad de conducción de Marco Rico, que no había podido cuajar el vector de disciplina y conciencia política.
Los abucheos presenciados por los líderes nacionales de Morena no pasaron desapercibidos, y ello hizo que López Beltrán comenzara a visitar Hidalgo, con la encomienda de extinguir las arenas políticas que meses atrás -en plena campaña de la entonces candidata a la presidencia, Claudia Sheinbaum- se había suscitado en Mineral de la Reforma, en donde el Grupo Universidad agitaba las aguas para tratar de imponer en la nominación a la alcaldía a Osiris Leines.
En recientes entramados políticos, las visitas de López Beltrán han captado la atención porque se le ha visto posando en fotografías con el gobernador Julio Menchaca, lo que alienta el análisis crítico de que en Hidalgo no puede existir “gobierno fuerte y partido débil”.
La ausencia de autocrítica en Morena
Visiblemente molesta, Luisa Alcalde ha cometido el error de intentar la técnica del avestruz, de la cual, el PRIAN ha hecho su molde de contención política. Alcalde ha increpado la actuación del gobernador de Durango por los resultados de revés en Morena en la pasada elección del Poder Judicial donde, en términos absolutos, Morena salió victorioso. No obstante, la postura de Alcalde es un despropósito que, pese a que no deja de existir razón entre la operación acordeón de la derecha y la operación gubernamental en Durango, ello no implica que se dejen de revisar los momentos de operación política de Morena, tanto en Veracruz como en Durango.
Morena no puede darse el lujo de pecar de soberbia ni estupidez política.
Así como Luisa Alcalde y Andrés Manuel López Beltrán detectaron en Morena Hidalgo el despliegue de fuerzas tectónicas de arenas políticas y han tratado de ponerle remedio quirúrgico; de igual manera, no puede ser que no exista autocrítica con el revés de Veracruz y Durango, que pese a significar los pelos de la cola, no deja de ser un aviso.
En Hidalgo, el capital político del gobernador Julio Menchaca está por encima del partido guinda, esto es notorio. Sin embargo, ello no implica que se pueda ganar la elección transexenal del 2028 sin que se alineen las coordenadas entre Morena Hidalgo y el 4º Piso.
La sucesión transexenal 2028 en Hidalgo ya debe ser un proceso en prioridad de planeación política. No se puede dejar al garete porque no sobran caras ni fuerza política en Morena. De aplicarse la alternancia política de género, todo indica que sólo existen dos cartas fuertes: Rebeca Aladro y Tania Meza.
El debilitamiento del capital político -nunca fue pleno- por torpezas de parafernalias de redes y ausencia de trabajo de piso de calidad política de Simey Olvera, es contundente. Esto vuelve imprescindible darle peso al perfil idóneo de la sucesión transexenal en Morena, porque no es cosa menor y, ello, también requiere autocrítica.
De ser un perfil masculino el que se presente a la sucesión transexenal 2028 en Hidalgo, si así lo estipula el Congreso local, Morena tampoco anda sobrado de nombres y la sombra de Cuauhtémoc Ochoa ya debe haber sido asumida desde el 4º Piso como el caballo de Troya que estremece el poder.
La ausencia de autocrítica en Morena es el peor pecado político de soberbia y estupidez en el que puede incurrir.
