En medio de una tensión internacional creciente, México resiste los embates de la élite económica que ha descarnado la batalla por el Poder Judicial. Pavimentando el enfrentamiento social, ante la mascarada y evolución del sistema de represión política que por décadas instauró Estados Unidos como el gendarme custodio de la política internacional en contubernio con la casta política del antiguo régimen que, bajo un esquema de intervención y penetración de Estado, violó la soberanía de múltiples países, quitando y poniendo gobiernos, así como ampliando la sujeción y subordinación de las relaciones económicas.
Pachuca se inserta en las lógicas del capitalismo de las empresas mineras hacia 1824 con la llegada de mineros y capitales ingleses; experimentó las primeras presiones políticas del extranjero hacia el Gobierno de México y estableció un entramado relacional con el capitalismo minero internacional. La historiadora Sara Montes Romero comenta: “Para entonces, la ciudad de Pachuca era una ciudad cosmopolita, ya que el trabajo y bonanza de las minas había traído a personas de diversos lugares, incluyendo Europa. Un ejemplo es cuando en 1824 llegaron los ingleses; la convivencia de los extranjeros con los vecinos hizo que se tejieran infinidad de historias muy interesantes, es el caso de Francisco Rule quien llegó a mediados del siglo XIX y tuvo una enorme influencia en la vida económica y social del Estado de Hidalgo”. Citado de “Estado de Hidalgo 1869-2019”.
El arribo de capitales ingleses y norteamericanos a México para el siglo XX, controlaría la industria petrolera hasta 1938, cuando el presidente Lázaro Cárdenas generaría la expropiación de este recurso para la nación.
La época de las grandes nacionalizaciones en México también imperó en la gran minería en Hidalgo, que había experimentado huelgas que fueron reprimidas; pero los capitales dueños de las minas de grandes corporaciones extranjeras renuentes y resentidas tejieron una historia al igual que en la industria del petróleo, y desde las inversiones hacia la evolución del sistema de represión política como forma de dominación y vasallaje de un nuevo colonialismo científico-técnico basado en el intercambio comercial.
En los hechos, la industria minera en Hidalgo sufrió el predominio científico-técnico de la compra de refacciones a Estados Unidos e Inglaterra, lo cual subordinaba la producción a la provisión y lógica minero exportadora de plata que tenía que ingresar a la puja de los mercados internacionales y la especulación de la bolsa de valores en Nueva York.
México, al igual que infinidad de países de capitalismo dependiente, vieron limitada su soberanía política y económica al tener que transigir por la serie de intercambios desiguales que imponían no sólo relaciones en desventaja, sino la fijación dramática del subdesarrollo.
La presente tensión internacional entre México, Estados Unidos y Canadá, en torno al protectorado del monopolio de la justicia del Poder Judicial que le garantizó por décadas el control de privilegios al capital nacional y foráneo frente a la reforma de este poder estamental es un nítido ejemplo del intervencionismo político creado por un sistema de represión política injerencista que aprovecha el intercambio económico como espina de presión para tratar de subordinar a través del control del flujo de inversiones las relaciones entre países. (Recordemos las múltiples presiones hacia México de Estado Unidos y Canadá por el Tratado de Libre Comercio).
Enunciemos tres momentos claves de injerencismo por sistema de represión política sobre el gobierno de López Obrador:
I. El ascenso de la izquierda
El presidente López Obrador recibió presiones nítidas en las exigencias del control migratorio hacia Estados Unidos y sobre el trasiego de armas a territorio mexicano, lo cual dejó de lado el Plan Mérida.
II. El caso del Mayo
La escaramuza de la captura en suelo norteamericano del Mayo Zambada y las declaraciones del embajador Ken Salazar, que había venido a Hidalgo semanas antes a fijar posturas en materia de seguridad con Julio Menchaca, crearon una espiral de presión política que culminó con el extrañamiento de López Obrador y la tensión de relaciones sobre la soberanía política de México.
III. La batalla del Poder Judicial
Es evidente que las granjerías políticas que obtuvo la clase política del antiguo régimen por medio del control del Poder Judicial, que es su último bastión en estos momentos, también redituó la salvaguarda de capitales norteamericanos e internacionales que lo mismo ingresaban sin condiciones al país que obtenían dividendos fiscales, al grado de evadir impuestos, cuestión que fue atacada por el gobierno de López Obrador a empresas como Walmart, que resintieron el fin de su depredación y piratería al erario nacional.
El sistema de represión política es añejo, pero cuenta con instrumentos novedosos de dominación desde el coloniaje de la conciencia y el intelecto, que suele subordinarse a apetitos de capitales privados nacionales con extranjeros al amparo de las presiones políticas de grandes potencias.