Morena Hidalgo-PT, una alianza destinada al fracaso

“Los principales errores de la alianza Morena Hidalgo-PT provienen del golpeteo tras bambalinas del PT, que generó presiones al liderazgo de Marco Rico, lo cual iba en detrimento del control político del gobierno de Julio Menchaca”.

La alianza entre desiguales que se estableció entre el PT y Morena en Hidalgo no podía dar cabida a una relación política eterna, mucho menos cuando el ratón pretende tener cabeza de león.

 

Morena Hidalgo se encuentra en un proceso de transición política donde la redefinición de sus estructuras está marcando un trayecto de depuración en su ingeniería operativa. Marco Rico, líder del partido, ha empezado a hacer la limpieza desde los fundamentos de las rutas de la transformación del gobernador Julio Menchaca, que no sólo distribuyen oportunidades sociales, sino el poder político en la entidad.

 

La relación entre el PT y Morena Hidalgo había experimentado las fisuras propias de las lógicas de concentración del poder que, de manera inercial y expresa, se le presentan a un partido hegemónico, el cual dirige desde el aparato de Estado al sistema de partidos y marca línea a la partidocracia, por lo que esta alianza entre desiguales estaba condenada al rompimiento en el momento en que la concentración del poder iniciara una ruta de depuración política.

 

Los síntomas de descomposición de la alianza PT-Morena Hidalgo fueron precedidos por el control heterogéneo en el Congreso, lo cual planteaba una bipolaridad de mando y, por ende, la inconsistencia del control legislativo que desgastaba el poder de operación política y predisponía a un desencuentro entre el partido guinda y el cuarto piso de Palacio de Gobierno.

 

La atomización del poder en Morena Hidalgo no es una opción para un partido que se encuentra en una profunda reestructuración. Los grupúsculos de poder no tienen cabida y los partidos satélites con los que se alía a nivel federal deberán pasar a un segundo término en el ascenso de Claudia Sheinbaum.

 

Los principales errores de la alianza PT-Morena Hidalgo provienen del golpeteo tras bambalinas del PT, que generó presiones al liderazgo de Marco Rico, lo cual iba en detrimento del control político del gobierno de Menchaca Salazar. Esta cuestión, a su vez, motivó cuestionamientos de forma y fondo sobre la necesidad de afianzar el dominio del partido guinda en correlación directa con el gobierno de alternancia política, situación lógica frente a los requerimientos de consolidación del proyecto de Morena a nivel federal.

 

Hablemos claro: no caben vacilaciones en un partido hegemónico; Morena no se puede dar el lujo de presentar flujos y contraflujos de las fuerzas vivas en su dirección.

 

La ruptura de Morena Hidalgo con el PT envía un mensaje claro a los partidos satélites que pretenden engrosar futuras alianzas o acuerdos de poder: el león jamás tiene cola de ratón.

 

En la reestructuración de mando en Morena Hidalgo se conjugan factores de forma y fondo. Se percibe un presidente con nuevos argumentos de disciplina partidista e interlocución con el gobierno de la alternancia política de Julio Menchaca. Se ha construido un escenario de verdadera alianza política para fortalecer el proyecto de las rutas de la transformación, que una vez consolidada la elección del 2 de junio no dará cabida a los intereses de grupo al interior del partido guinda, e iniciará la depuración de la estructura de gobierno.


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