No hay muro, pero sí deportaciones

La amenaza abierta de Donald Trump de imponer el muro de los lamentos ha tendido una cortina de humo ante el verdadero accionar de Washington: las deportaciones.

El muro se convirtió per se en un monstruo social y se perdió de perspectiva que la persecución de mexicanos indocumentados y documentados se encontraba en ascenso.

Cifras escuetas desde el ascenso de Trump al poder indican que diariamente 500 inmigrantes son deportados, cuestión que suma ya miles, sin que ello haya sido plenamente advertido por los medios informativos, que siguen hablando de la construcción del muro como la gran amenaza de Estados Unidos, condición que se ha quedado en eso: amenaza.

La paradoja estriba en que el gobierno mexicano ha realizado esfuerzos precarios ante la deportación masiva de connacionales y todo, en el mejor de los casos, se quedó en aquella emocionante escena donde el Enrique Peña Nieto recibía en el aeropuerto de la Ciudad de México a los “primeros” mexicanos que habían sido deportados, aunque la conmovedora escena sólo sirviera para que nuestras lágrimas de cocodrilo inundaran la pecera que tenemos en casa.

Lo demoledor de esta realidad estriba en la mayor parte de los casos de los mexicanos que vivieron prolongadamente en Estados Unidos, que no se sienten en casa y mucho menos identificados con el país, un país que no cuenta con los medios y las oportunidades para generar la vida que ellos desean emparejar con la que tenían en Estados Unidos, cuestión que no sólo les trae decepción sino también amargura.

El desencuentro social es una variable que también se une a esto, porque para muchos, los que regresan usurpan trabajos, son extranjeros en su propia tierra.

Lo de “pásale paisano” sólo es grato si vienes de vacaciones y traes unos dolaritos, la estancia permanente es otra cosa.

Entendamos: México tiene un serio problema migratorio con haitianos que se ha convertido en una crisis en la frontera norte, por lo que, ¿cómo podría atender al problema de sus connacionales si otras realidades se le dificultan?

Tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos….

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Por: Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.






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CRONOS - Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.