El nuevo modelo educativo y la realidad nacional

Al iniciar el sexenio 2012-2018, el Gobierno Federal aprobó un conjunto de reformas dirigidas a impulsar el crecimiento y desarrollo de México, entre ellas la reforma educativa, la cual ha sido calificada como una reforma laboral, destinada a ordenar un sector de la educación que durante años constituyó uno de los principales sustentos del PRI y posteriormente un problema incontrolable.

Ahora, como parte de esa reforma educativa, se ha anunciado el “El Nuevo Modelo Educativo”, por parte del presidente Enrique Peña Nieto, el cual estará vigente a partir del ciclo escolar 2018-2019.

Este “Nuevo Modelo Educativo” se basa en cinco ejes: planteamiento curricular; escuela considerada como centro del sistema educativo; formación y desarrollo profesional de los maestros; inclusión y equidad; y la gobernanza del sistema educativo.

La reforma educativa, al igual que el “Nuevo Modelo Educativo”, parece estar desarticulada de la realidad del país y de las reformas aprobadas en 2013, las cuales buscaban impulsar el crecimiento económico. La contribución al crecimiento y desarrollo propuesta en la reforma educativa, no sólo fue neutralizada por los conflictos laborales, sino porque el conjunto de las reformas realizadas se llevó a cabo sin considerar el entorno internacional, lo que a la larga las ha pulverizado.

En los países desarrollados, la educación se ha convertido en un factor de crecimiento económico y complemento clave de reformas estructurales de sus economías; sin embargo, en Estados Unidos, Europa y Asia, diversos estudios han demostrado que la educación ha jugado un papel determinante en el crecimiento de sus economías. Existen evidencias que indican que más del 58% de la tasa de crecimiento de Japón y 87% de Tailandia, por ejemplo, se debe a la inversión en educación y calificación de su mano de obra.

Las inversiones en educación que han realizado estos países, en particular durante la última mitad del siglo XX, las cuales se pueden constatar en sus presupuestos públicos, han dado como resultado un mayor crecimiento de sus economías y mejorado notablemente su desarrollo social, en comparación con otros países que no priorizaron la educación en ese periodo, o se vieron obligados a recortar su gasto en educación durante los años ochenta, en la “década perdida en América Latina”, siguiendo los principios de los programas de ajuste y estabilización del Fondo Monetario Internacional (FMI), como lo hizo México.

Pero para convertir a la educación en factor de crecimiento económico, es preciso desarrollar una política de estado sobre la educación, esto implica incorporar a todos los agentes económicos y sociales a la discusión sobre la política de educación, sobre el modelo de educación. En este sentido, no sólo al gobierno y a los sindicatos de docentes les compete discutir este tema, por supuesto que no; aquí es imprescindible incorporar a los empresarios, a los trabajadores, a los hogares, a fin de definir los objetivos y las estrategias a seguir en la implementación de una política de educación.

Es decir, se trata de hacer un real diagnóstico del estado en que se encuentra el país, su economía y el sistema de educación; a partir de ello, y con lineamientos claros para tal efecto, discutir conjuntamente con todos los agentes económicos y sociales, las nuevas líneas sobre las que transitará la política de educación, lo que implica no sólo pensar en la educación básica, sino considerar todo el sistema en su conjunto, hasta el nivel superior, pensando en que se requiere definir el perfil de todo el sistema de educación, de cada técnico y profesional, que necesita el aparato productivo de México.

Definir un modelo educativo en el que participen alumnos, profesores y padres de familia, dentro de la educación básica, sin considerar los otros subsistemas de educación y sobre todo la educación superior, es contradictorio, porque no se están formando los niños de acuerdo al perfil que requiere la educación media superior y superior, ni se está considerando el perfil de los técnicos y profesionales que requieren los diferentes sectores de la economía y la sociedad.

La profesionalización docente y la evaluación de éstos puede ser un paso dentro de un largo proceso para reformar la educación en el país; sobre todo en un país donde miles de profesores no tienen el nivel para estar frente a alumnos y  miles de profesionales calificados están desempleados, apartados de la economía formal. Por lo que una verdadera reforma educativa debería iniciar con un diagnóstico, que incluya también un análisis de los recursos humanos disponibles.

La sociedad seguirá hablando durante un tiempo de este nuevo modelo educativo, pero como las reformas económicas aprobadas en 2013, el modelo educativo irá por un lado y la realidad del país, de las necesidades del aparato productivo de México, por otro. Y esto continuará haciendo más profunda la distancia entre lo que sale como egresados del sistema de educación del país y lo que requiere la economía nacional en el contexto actual.

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Por: José Luis Ortiz Santillán

Economista, amante de la música, la poesía y los animales. Realizó estudios de economía en la Universidad Católica de Lovaina, la Universidad Libre de Bruselas y la Universidad de Oriente de Santiago de Cuba. Se ha especializado en temas de planificación, economía internacional e integración. Desde sus estudios de licenciatura ha estado ligado a la docencia como alumno ayudante, catedrático e investigador. Participó en la revolución popular sandinista en Nicaragua, donde trabajó en el ministerio de comunicaciones y de planificación. A su regreso a México en 1995, fue asesor del Secretario de Finanzas del gobernador de Hidalgo, Jesús Murillo Karam, y en 1998, fundador del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.


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CONTEXTO ECONÓMICO GLOBAL - José Luis Ortiz Santillán

Economista, amante de la música, la poesía y los animales. Realizó estudios de economía en la Universidad Católica de Lovaina, la Universidad Libre de Bruselas y la Universidad de Oriente de Santiago de Cuba. Se ha especializado en temas de planificación, economía internacional e integración. Desde sus estudios de licenciatura ha estado ligado a la docencia como alumno ayudante, catedrático e investigador. Participó en la revolución popular sandinista en Nicaragua, donde trabajó en el ministerio de comunicaciones y de planificación. A su regreso a México en 1995, fue asesor del Secretario de Finanzas del gobernador de Hidalgo, Jesús Murillo Karam, y en 1998, fundador del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.