TERAPIA WITTGENSTEINIANA

Escena de la película Wittgenstein (1993) de Derek Jarman.

INT. AULA EN CAMBRIDGE – DÍA

Wittgenstein imparte una clase a varios académicos, entre éstos el economista Keynes.

KEYNES

¿Cuál cree que deba ser el objetivo de la filosofía?

WITTGENSTEIN

Los problemas filosóficos surgen porque tendemos a mezclar un juego de lenguaje con otro. Por ejemplo, para la gente es un enigma la naturaleza de aquello que llamamos ‘alma’, pero esto sucede porque están pensando en el alma como un objeto físico; confunden una manera de hablar con otra.

KEYNES

¿Entonces la filosofía sólo debe distinguir estos juegos de lenguaje?

WITTGENSTEIN

Exacto. El lenguaje está bien como está. La filosofía no puede interferir con el uso del lenguaje, puede solamente describirlo pero deja el lenguaje tal y como está.

 

El presente escrito es una investigación sobre la filosofía de Ludwig Wittgenstein (1889-1951) y una crítica a su concepto de filosofía. Comienzo con algunas notas preliminares sobre la diferencia entre ciencia y filosofía, considerando la primera como inducción empírica y la segunda como deducción conceptual. Reconozco el legado de Wittgenstein como la distinción entre el lenguaje empírico y lenguaje lógico (filosofía); empero, de lo anterior Wittgenstein concluye que: 1) No hay problemas filosóficos, sólo confusiones conceptuales; 2) La filosofía sólo sirve para disolver las confusiones conceptuales que ella misma genera. En el segundo capítulo (Filosofía del Lenguaje) muestro las diferencias y semejanzas entre el Tractatus Logico-Philosophicus (1918) y las Investigaciones filosóficas (1945). Recurro a diversos textos para revelar la continuidad de sus nociones sobre el concepto de filosofía: no es una teoría sino una actividad que consiste en la clarificación del lenguaje. Así también distingo el concepto de metafísica para subrayar lo que Wittgenstein establece como la incorrecta interpretación del filósofo sobre los diversos usos del lenguaje. El tercer capítulo (Contra el Referencialismo) trata específicamente sobre el análisis y crítica a la teoría referencialista del significado, presente no sólo en el Tractatus sino en toda la Historia de la Filosofía. También expongo el análisis de Wittgenstein al concepto de aprendizaje del significado como el giro al planteamiento de la pregunta “¿Qué es el significado?”, la formulación tradicional de la filosofía. Aquí se demuestra la debilidad del referencialismo con sencillos casos, por ejemplo, el acto de contar cinco manzanas rojas. Finalmente, para comprender el significado de una palabra debemos preguntarnos, primero, cómo es que explicamos el significado de dicha palabra. En el cuarto capítulo (El Significado) examino el significado según el referencialismo y sus implicaciones, e.g., la definición ostensiva. Wittgenstein muestra que dicha definición, como el comienzo del aprendizaje del lenguaje, no establece una única conexión entre un nombre y el objeto nombrado. Se verá que las definiciones ostensivas no pueden constituir el comienzo del aprendizaje del lenguaje porque, para que funcionen, presuponen lenguaje. Siguiendo las analogías de Wittgenstein, comparamos las múltiples funciones que tienen las herramientas (supongamos de un carpintero) con las innumerables posibilidades de empleo del lenguaje. Para finalizar hago un análisis sobre el uso de los nombres para mostrar que, ni siquiera en el caso de los nombres propios, significado y referencia coinciden. En el quinto capítulo (Filosofía de la Mente) finalizo la exposición de la crítica al referencialismo a través del lenguaje que empleamos para hablar de nuestros estados mentales. Lo que popularmente se conoce como el “argumento contra el lenguaje privado”. En el sexto capítulo (La Naturaleza de la Filosofía) termino por desarrollar la caracterización del concepto de filosofía en Wittgenstein, e.g., la crítica a la inclinación de los filósofos por el método de las ciencias empíricas pretendiendo la solidez de las ciencias formales o exactas. Luego vemos el método propiamente, también conocido como “filosofía terapéutica”, i.e., que considera la filosofía como una serie de recordatorios sobre cómo se emplea el lenguaje, criticando también la inclinación de los filósofos a malentenderlo. También explico que ni siquiera limitándonos al lenguaje de afirmación de hechos existe un único criterio para determinar la verdad o falsedad de cualquier descripción fáctica. En el séptimo capítulo (Demostraciones lingüísticas) expongo sencillos ejemplos de cómo opera el método wittgensteiniano, e.g., los problemas filosóficos concernientes al concepto de conocimiento, la verdad o falsedad de una proposición y sobre la existencia de Dios. En el octavo capítulo (Luego de la Terapia) expongo abiertamente mi insatisfacción filosófica con respecto a la propuesta wittgensteiniana. Entre otras cosas, mantengo que dicha “terapia” sólo disuelve determinada formulación lingüística de cualquier inquietud filosófica, pero la motivación que genera dicha formulación queda intacta porque es inherente a nuestro modo de ser como humanos. Es decir, la terapia tan sólo “cura” el planteamiento pero deja intacto el estado mental filosófico que formula dichas interrogantes. Concluyo mi crítica mostrando que Wittgenstein incurre en la misma pretensión de todos los filósofos: la verdad absoluta. Simplemente al querer encajar su concepto de filosofía a todos los fenómenos que llamamos ‘filosofía’, incurre igual que los filósofos que promueven su concepto de lenguaje como “el verdadero” y quieren encajar dicho concepto a todos los fenómenos que llamamos de esa manera, incluido él en el Tractatus. Empero, así como él nos muestra que dicho fenómeno —el lenguaje— no es lo que los filósofos afirman, yo mostraré en el siguiente y último capítulo (Mi concepto de Filosofía) que la filosofía no es aquello que Wittgenstein afirma. Dichas conclusiones integran mis apuntes sobre el concepto de filosofía a partir de los resultados e implicaciones de la presente investigación. Mis críticas al concepto de filosofía en Wittgenstein no podían quedarse en la mera acusación de Petición de Principio y consecuentes contradicciones, sino que tenían que materializarse a través de una caracterización parecida a la que hace el propio Wittgenstein con el lenguaje. A saber: observar las diversas actividades que llamamos ‘filosofía’ y describir su funcionamiento. Quizá cometo “el mismo error” que todos los filósofos cuando quieren encontrar la esencia de un concepto; pero esto es irreductible, ya que eso es lo que precisamente hace la filosofía y por lo que ésta tiene tanta importancia para nosotros.

 

Continúa capítulo I

Por: Serner Mexica

Filósofo por la UAM, estudió la Maestría en la UNAM y el Doctorado en la Universidad de La Habana. Fue Becario de Investigación en El Colegio de México y de Guionismo en IMCINE. En 2007 obtuvo el Premio Nacional de Dramaturgia EMILIO CARBALLIDO por su obra "Apóstol de la democracia" y en el 2011 el Premio Internacional LATIN HERITAGE FOUNDATION por su tesis doctoral "Terapia wittgensteiniana".






EL INDIO FILÓSOFO - Serner Mexica

Filósofo por la UAM, estudió la Maestría en la UNAM y el Doctorado en la Universidad de La Habana. Fue Becario de Investigación en El Colegio de México y de Guionismo en IMCINE. En 2007 obtuvo el Premio Nacional de Dramaturgia EMILIO CARBALLIDO por su obra "Apóstol de la democracia" y en el 2011 el Premio Internacional LATIN HERITAGE FOUNDATION por su tesis doctoral "Terapia wittgensteiniana".