Nuevos gobiernos, mismos ciudadanos

En época de elecciones, todos hablamos de los candidatos. Sabemos de sobra cómo funciona el sistema y el proceso electoral en México, conocemos las artimañas de los políticos, las promesas de campaña, las palabras que nos dicen cada vez que dejamos de ser personas para convertirnos en un voto

Las quejas son siempre las mismas, aquí ya nadie cree en los políticos, pero tampoco se hace mucho. La ciudadanía hidalguense, y la pachuqueña en especial, tiene una larga tradición de silencio y anestesia política, nos quejamos mucho pero participamos poco. En los últimos años han surgido algunas acciones colectivas que permiten renovar la esperanza en los pachuqueños, sobre todo en las ciudadanas que, a través de los esfuerzos de la lucha feminista, han demostrado el poder de los colectivos de mujeres en la capital del estado. 

Sin embargo, su fuerza no ha podido romper las cadenas de la vieja clase política hidalguense, rancia y tradicionalista que todavía deja entrar a grupos religiosos al Congreso para persignarse frente a los derechos humanos de las mujeres. Existen apenas algunos esfuerzos no institucionalizados ni partidistas de ciudadanos que intentan generar debate sobre temas de derechos humanos, reproducción sexual o desarrollo urbano de la ciudad que intentan generar iniciativas desde abajo. 

Lamentablemente, el alcance y el poder de los grupos ciudadanos no alcanzan para influir en los votantes y generar una crítica masiva respecto a los candidatos a la presidencia municipal de Pachuca. Es un buen momento para dar el salto de seres votantes a seres pensantes y reflexionar sobre el papel de la ciudadanía en la transformación de la ciudad, y si acaso las cosas siguen saliendo mal sólo por culpa de los candidatos que aparecen sonrientes en sus carteles que llevan semanas infestando la ciudad.


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