Aún no se cumple un mes de campaña y ya cuatro manejadores han sido despedidos. Unos movimientos ya se esperaban, pero otros han sido sorpresivos.
Los Bravos de León no escarmentaron y, al igual que el año pasado, comenzaron con un mánager novato, Luis Mauricio Suárez, que no duró mucho y fue sustituido por el boricua Orlando Merced, al que ya trajeron refuerzos, pues el equipo los requería.
El año pasado sorprendió la salida de Mark Weidemaier, cuando tenía a los Tecolotes en primer lugar. Este año se repite la historia con los Saraperos de Saltillo, aunque ahora tenía un récord parejo. Lo sustituyó Mario Mendoza.
Como premio al campeonato invernal, Héctor Hurtado fue designado mánager de los Pericos; sin embargo, la bipolaridad de los emplumados –limpiaban o los limpiaban– hizo que los directivos lo sustituyeran por Sergio Omar Gastelum, quien en su última chamba con los Diablos fue despedido sin siquiera dirigir un partido.
El más sorpresivo de todos fue el despido de Juan Gabriel Castro, de los Diablos Rojos, quien, aunque tenía un récord negativo, ya había comenzado a levantar al equipo. Baste recordar que el año pasado estuvieron en último lugar, antes de terminar como líderes; pero al parecer, a la nueva directiva no le importan los blasones y no solo lo despidieron a él, sino también a Fernando Rodney y a Emmanuel Ávila, al que enviaron a Oaxaca tras exprimirlo durante 11 años. Quedó a cargo un producto de la casa, Víctor Bojórquez. Ojalá y no se arrepientan de estos cambios precipitados.
Por: Jorge Carrasco V.
Egresado de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM. Periodista activo desde 1981 en diversos medios. Especialista en temas internacionales, deportes y espectáculos. Autor de biografías sobre Pedro Infante y Joaquín Pardavé de Editorial Tomo.
