Otro golpe al gabinete: a declarar el patrimonio ¿en público?

Luego de la borrachera democrática, 2019 nos recibe con la cruda realidad. La caravana migrante sigue ahí; el viejo aeropuerto, el de Texcoco, sigue avanzando en su construcción mientras el Santa Lucía Airport sigue sin arrancar obras; el crimen organizado opera a sus anchas en todo el territorio nacional; Puebla perdió a su gobernadora y al nuevo gobierno le preocupa más la imagen que los resultados inmediatos.

Instalados ya en las nuevas formas institucionales de la sui géneris comunicación política del nuevo “Gobierno de México” se amanece con los buenos días a la nación fijando en los albores matutinos la agenda con la Tempranera de la 4T, en Palacio Nacional, dicho rito se produce con tal solemnidad que parece evocarse en ese santuario de la República una escena tan conmovedora como otrora se anunció en aquel sitio que acumula tanta historia el comunicado para desamortizar los bienes eclesiásticos que realizaba el Benemérito de las Américas. Ahí mismo el presidente Andrés Manuel López Obrador se convierte en el vocero del Estado mexicano y como amo del micrófono protagoniza con todos los reflectores de la prensa nacional e internacional el pronunciamiento en turno, lo mismo en la condena ideológica a los mezquinos de la derecha poblana como utilizar el foro del Ejecutivo Federal para convocar a manera de patriarca en tiempos de guerra a la conciencia nacional de los jóvenes a enfilar los cuerpos castrenses de la nueva policía pejista, la Guardia Nacional.

El mandamás es inagotable, se da tiempo para todo. Exhibe a la alta burocracia de PEMEX coludida con el crimen organizado en el robo de gasolina de los ductos poblanos, anuncia un sistema de salud que se colocaría a la vanguardia de los sistemas internacionales y para dejar claro que eso de la austeridad republicana va en serio, presenta en público la declaración patrimonial y la de su mujer en un acto de transparencia que implicará que todo su gabinete imite por voluntad o de manera obligada con cuánto llegó al cargo.

A diferencia de la pareja presidencial, varios de sus colaboradores más cercanos cumplieron a medias con la exigencia del jefe máximo. Tal es el caso de Esteban Moctezuma Barragán y Olga Sánchez Cordero, titulares de la SEP y SEGOB, respectivamente, un binomio que antes de asumir de asumir el cargo presumían un estilo de vida opulento muy distinto al de los tiempos de austeridad que se viven en el actual gobierno. Moctezuma Barragán proviene de aquella época de bonanza de la presidencia tricolor, como secretario de Desarrollo Social y Gobernación en el sexenio de Ernesto Zedillo, de quien también fue coordinador de su campaña política en 1994, luego del asesinato de Luis Donaldo Colosio. En 2000 también coordinó la campaña fallida de Francisco Labastida Ochoa.

Moctezuma Barragán ha sido un estandarte del PRI, un peón del sistema presidencial, de todos los gobiernos neoliberales y hasta de las negociaciones más oscuras del gobierno federal con Elba Esther Gordillo; luego de la derrota del PRI en el 2000 se refugió en la iniciativa privada como presidente de Fundación Azteca. Desde ahí el otrora presidenciable se incrustó como el flamante secretario de Educación Pública. Por lo anterior se asume que la fortuna de este incasable de la administración pública y la empresa privada acumule un patrimonio que dado su monto podría ofender la pobreza en la que se encuentra la mayor parte de la población en México.

La secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, fue durante dos décadas ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, la famosa jurista tampoco quiso hacer pública su declaración de bienes, lo cual suena muy lógico si consideramos de elegante dama renunció al salario como titular de la dependencia, pues producto de su servicio profesional en la corte recibe mensualmente 258 mil pesos de una pensión vitalicia que le debe de alcanzar a cubrir sus necesidades básicas y hasta un extra para comprar estambre. Si además es propietaria con su esposo de una importante notaria, entonces se puede deducir que el tamaño de su fortuna resulte incómoda a la moral franciscana que el nuevo gobierno quiere imponer.

Andrés Manuel López Obrador ha sido muy claro: todos los funcionarios de su gobierno deben declarar su patrimonio, él ya puso el ejemplo e incluso incluyó a su esposa en esa manifestación de bienes. La pregunta es: ¿todos los funcionarios harán PÚBLICA la declaración de sus ahorros, propiedades y negocios? ¿se trata de vulnerar los datos personales de sus colaboradores a fin de convertirlos en potenciales víctimas de secuestros y robos? ¿serán castigados los colaboradores con la humillación pública y el destierro quienes por pudor o simplemente o por recato prefieran no publicitar su fortuna?

Una controversia constitucional sobre qué es lo público y lo privado de la información de la mediana y alta burocracia está en ciernes, la propia (ex)ministra Sánchez Cordero podría encabezarla. En este panorama de incertidumbre sobre la pobreza, la ostentación y la transparencia u opacidad estamos atorados. Alguien del gobierno se atreverá a levantar la voz o empezarán las renuncias de aquellos funcionarios que se sienten agraviados por colocar en internet sus cuentas y propiedades.

Pobres funcionarios acostumbrados al aburguesamiento y a la secrecía, si de por sí los salarios no eran muy buenos porque el tabulador bajó muchísimo, las exigencias de trabajo son muy altas al grado de obligarlos a laborar los fines de semana, se eliminaron los seguros médicos de gastos mayores y ahora además existe la obligatoriedad de declarar públicamente los bienes, quién va a sacar la chamba de las oficinas de la cuarta transformación. En una de esas doña Olga se refugia a cuidar a sus nietos, que al cabo con su pensioncita el alcanza y Esteban Moctezuma regresa a Azteca al Juguetón, ahí el manto protector de Salinas Pliego lo regresaría a los privilegios que perdió cuando decidió enrolarse en ese gobierno. Esperemos que no empiece la desbandada o que llegue cualquier cualquiera a sacar a chamba en esa lógica del godínez mexicano de “yo hago como que trabajo y tú haces como que me pagas”.

Por: Mario Ortiz Murillo

Maestro en Estudios Regionales, realizó estudios de Marketing político y gubernamental. Académico, periodista y sociólogo urbano; amante de los mejores y peores lugares de la Ciudad de México, a la que pensó que le venía mejor rebautizarla como Estado de Anáhuac que CDMX. Desertor de la burocracia convencido de la poderosa energía de la sociedad civil y marxista especializado en la corriente Groucho (Marx). De profundas raíces fronterizas chihuahuenses, se siente más juarense que Juan Gabriel, aunque ninguno de los dos haya nacido en la otrora Paso del Norte. A punto de doctorarse, le ha faltado tiempo (y motivación) para lograr el grado. Observador de la política nacional e internacional que siempre le resulta un espectáculo más divertido que la más sangrienta de las luchas de la Arena Coliseo. Entre los personajes que más ha respetado en la política se encuentran Heberto Castillo, Arnoldo Martínez Verdugo, Valentín Campa, Carlos Castillo Peraza, Luis H. Álvarez, Olof Palme, Willy Brandt y Fidel Castro. Todavía sueña que en este país la izquierda merece una oportunidad para llegar a la Presidencia de la República; espera verlo antes de morir.






EL ABISMO - Mario Ortiz Murillo

Maestro en Estudios Regionales, realizó estudios de Marketing político y gubernamental. Académico, periodista y sociólogo urbano; amante de los mejores y peores lugares de la Ciudad de México, a la que pensó que le venía mejor rebautizarla como Estado de Anáhuac que CDMX. Desertor de la burocracia convencido de la poderosa energía de la sociedad civil y marxista especializado en la corriente Groucho (Marx). De profundas raíces fronterizas chihuahuenses, se siente más juarense que Juan Gabriel, aunque ninguno de los dos haya nacido en la otrora Paso del Norte. A punto de doctorarse, le ha faltado tiempo (y motivación) para lograr el grado. Observador de la política nacional e internacional que siempre le resulta un espectáculo más divertido que la más sangrienta de las luchas de la Arena Coliseo. Entre los personajes que más ha respetado en la política se encuentran Heberto Castillo, Arnoldo Martínez Verdugo, Valentín Campa, Carlos Castillo Peraza, Luis H. Álvarez, Olof Palme, Willy Brandt y Fidel Castro. Todavía sueña que en este país la izquierda merece una oportunidad para llegar a la Presidencia de la República; espera verlo antes de morir.