¿Podrá Jorge Castañeda revivir la campaña de Anaya?

Jorge Castañeda Gutman es historiador y economista con amplia trayectoria en la Academia en universidades de prestigio internacional como la UNAM, el CIDE, Princeton, Berkeley, entre otras. El también escritor y periodista colaborador del The New York Times ha sido desde hace décadas un activo promotor de la democracia mexicana y esta semana es la flamante nueva adquisición de la coalición “Al frente por México”, con lo que regresa al primer plano de la palestra nacional en el importante cargo de “coordinador estratégico” del candidato Ricardo Anaya Cortés.

Los resultados de las encuestas colocan a Anaya en una posición muy remota a un consistente Andrés Manuel López Obrador, que a estas alturas encabeza casi al doble las preferencias electorales. (Véase encuesta publicada por El Financiero, 22 marzo 2018)

Preocupado por el panorama, Anaya ha recurrido a uno de los artífices del cambio democrático en este país: un temerario intelectual que antes logró una empresa más compleja que la actual encomienda: sacar por primera vez al PRI de Los Pinos y dar a la luz el primer gobierno presidencial democrático en México no es poca cosa.

Hagamos historia. A mitad de 1994, Jorge Castañeda convocó a representantes de diversas corrientes políticas y profesionales a la constitución de un grupo, que por el lugar donde se celebraron las reuniones, la residencia de San Ángel de Jorge Castañeda, decidieron llamarlo Grupo San Ángel. Las reuniones convocaron a Adolfo Aguilar Zínser, Santiago Creel, Elba Esther Gordillo, Teodoro Césarman, Alfredo del Mazo, Amalia García, Gabino Fraga, Federico Reyes Heroles, Javier Livas, Manuel Camacho Solís, Lorenzo Meyer, Ricardo García Sainz, Joel Ortega, Tatiana Clouthier y Vicente Fox.

Era la génesis de aquella ruptura de la presidencia imperial y el régimen de Estado que se perpetuó durante prácticamente todo el siglo XX. De aquellas tertulias plurales, heterogéneas ideológicamente, surgió la necesidad de construir un proyecto democrático del que emergió Vicente Fox Quesada para abanderar una candidatura con todo el consenso de intelectuales, políticos, líderes y personajes de la sociedad civil.

Los tiempos han cambiado y el escenario político ha regresado a Castañeda para legitimar un proyecto político que, a diferencia del que llevó a Fox a Los Pinos, carece del mismo consenso.

En esa coalición que promueve la candidatura de Ricardo Anaya había un gran vacío: no existía la figura de un coordinador como tal. Los adversarios sí: Tatiana Clouthier, que fue parte de aquel Grupo San Ángel de Castañeda, es la quien lleva la campaña de AMLO; por su parte, Aurelio Nuño hace lo propio en el PRI. Con la designación de Jorge Castañeda Gutman ahora ya existe un responsable de la coordinación en el Frente Anayista. Ya era hora.

No sabemos si esa reacción tardía sea el síntoma de la desesperación que prevalece en los partidos que apoyan al joven candidato, lo cierto es que nadie sabe si la inclusión del famoso polemista y teórico de la ciencia política moderna será el salvador para convertir en verdadero competidor del Peje al desangelado Ricardo Anaya, que todos los días se desgasta en acusar al sistema de quererlo descarrilar.

Aunque nada política es seguro, la tarea implica ir cuesta arriba en acciones que sólo presagian un plan de acción inmediato: guerra sucia vs. AMLO, construcción de alianzas y muuucha creatividad. ¿De eso se trata cuando se pensó en Castañeda?, ¿o quizá porque él mismo alguna vez militó en la izquierda profunda y conoce el talón de Aquiles de Andrés Manuel López Obrador decidieron apostar por un viejo zorro de la política que conoce a toda clase de especies de la fauna política nacional?

La etapa decisiva ha comenzado. En cada frente se prepara la artillería para atacar a los adversarios. Castañeda es un hombre que apuesta por el pragmatismo, pero además sabe sortear el discurso de los oponentes en todos los niveles; su capacidad como gran polemista sin duda contribuirá a colocar a su jefe en un nivel superior en la percepción social. Por otro lado, nadie puede asegurar que puede resucitar al novato Anaya, lo que sí se puede calcular es el vigor y mayor capacidad en la que Castañeda pondrá todas sus energías.

Cuando Castañeda afirma estar convencido en impulsar un gobierno de coalición, hay que creerlo con reservas. No sé si sea la misma fe que depositó en el lejano 1994 para construir un proyecto plural que terminó resquebrajando el arcaico aparato autoritario del régimen priista. Quizá sea sólo el llamado desesperado de un angustiado candidato que apuesta igual por Castañeda, las limpias del brujo de Catemaco y las peticiones con veladora a San Judas para ayudarlo en esta causa desesperada.

O en realidad se trata de resucitar en el electorado aquella astuta patraña que llevó al poder que llamaron el voto útil. Como dicen por ahí: nunca segundas partes fueron buenas, menos la de una película tan vieja y decepcionante como aquella creada por el grupo San Ángel y dirigida por el camaleónico Jorge Castañeda G.

Por: Mario Ortiz Murillo

Maestro en Estudios Regionales, realizó estudios de Marketing político y gubernamental. Académico, periodista y sociólogo urbano; amante de los mejores y peores lugares de la Ciudad de México, a la que pensó que le venía mejor rebautizarla como Estado de Anáhuac que CDMX. Desertor de la burocracia convencido de la poderosa energía de la sociedad civil y marxista especializado en la corriente Groucho (Marx). De profundas raíces fronterizas chihuahuenses, se siente más juarense que Juan Gabriel, aunque ninguno de los dos haya nacido en la otrora Paso del Norte. A punto de doctorarse, le ha faltado tiempo (y motivación) para lograr el grado. Observador de la política nacional e internacional que siempre le resulta un espectáculo más divertido que la más sangrienta de las luchas de la Arena Coliseo. Entre los personajes que más ha respetado en la política se encuentran Heberto Castillo, Arnoldo Martínez Verdugo, Valentín Campa, Carlos Castillo Peraza, Luis H. Álvarez, Olof Palme, Willy Brandt y Fidel Castro. Todavía sueña que en este país la izquierda merece una oportunidad para llegar a la Presidencia de la República; espera verlo antes de morir.


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EL ABISMO - Mario Ortiz Murillo

Maestro en Estudios Regionales, realizó estudios de Marketing político y gubernamental. Académico, periodista y sociólogo urbano; amante de los mejores y peores lugares de la Ciudad de México, a la que pensó que le venía mejor rebautizarla como Estado de Anáhuac que CDMX. Desertor de la burocracia convencido de la poderosa energía de la sociedad civil y marxista especializado en la corriente Groucho (Marx). De profundas raíces fronterizas chihuahuenses, se siente más juarense que Juan Gabriel, aunque ninguno de los dos haya nacido en la otrora Paso del Norte. A punto de doctorarse, le ha faltado tiempo (y motivación) para lograr el grado. Observador de la política nacional e internacional que siempre le resulta un espectáculo más divertido que la más sangrienta de las luchas de la Arena Coliseo. Entre los personajes que más ha respetado en la política se encuentran Heberto Castillo, Arnoldo Martínez Verdugo, Valentín Campa, Carlos Castillo Peraza, Luis H. Álvarez, Olof Palme, Willy Brandt y Fidel Castro. Todavía sueña que en este país la izquierda merece una oportunidad para llegar a la Presidencia de la República; espera verlo antes de morir.