El PRD en Hidalgo ha conservado su registro y en cuatro municipios habrá de gobernar en la perspectiva de construir una vanguardia política de nueva izquierda en consonancia con la dirigencia del partido que encabeza Jorge Pérez Viveros.
Dos vectores inconclusos han quedado en el PRD Hidalgo: legitimidad y credibilidad.
Frente a la alianza fallida del PRD con el PRI y PAN en los comicios del 2 de junio, que culminaron en una derrota estrepitosa y con impugnaciones recíprocas entre estas tres fórmulas partidistas, la reconfiguración política del partido del sol azteca en Hidalgo enfrenta no sólo la necesidad de crear un revisionismo político que permita su reestructuración, sino el inicio de un trabajo de estructura política que genere nuevos cuadros de adhesión al partido en una era de transformación política en México.
La impugnación de fondo al PRD estriba en la escisión que se provocó con el proyecto de Morena que encabeza López Obrador, del cual habrá de pasar a la historia como el líder que encumbró por la vía electoral al primer proyecto de izquierda en México que ganó la presidencia de la República y, desde luego, el líder que defeccionó del PRD consciente de que el primitivismo político que imperaba en la conformación tribal del partido del sol azteca jamás permitiría encauzar un proyecto de nación.
La historia política y su empírea cognitiva nos legaron una lección contundente: López Obrador dejó al PRD para construir una nueva izquierda.
En este trazo, el castigo moral al PRD infringido por López Obrador sólo fue la punta del iceberg de lo que se asomaba para un partido que había perdido la brújula dentro del pensamiento y estrategias de izquierda, pasando a engrosar las filas de la derecha con el PRI y el PAN en un despropósito de conducción político-social.
La noche política en el PRD devino y muchas noches tristes se asomaron en las parafernalias de una conducción avasallada por el PRI y el PAN, donde Jesús Zambrano se convirtió en una figura de comparsa política y de abandono de los principios e ideología que por décadas habían marcado el ascenso de una digna lucha histórica desde las voces de conciencia de Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo y el mismo Andrés Manuel López Obrador. La lucha social que se diluyó en una miopía política funesta y demoledora.
¿El PRD se conduce como nueva izquierda en Hidalgo?, ¿está formado por nuevos revolucionarios?, ¿podrá restituirle a su base militante la memoria histórica de la lucha social que lo encumbró políticamente en México?
Las respuestas no son lineales y dejan una incógnita de fondo: ¿cómo se puede pasar del fracaso de una izquierda que pateó el pesebre a la credibilidad de una nueva izquierda?
El reto del PRD Hidalgo presupone un revisionismo centrado en la autocrítica; de la conducción política a través de proyectos de partido en la formación de nuevos cuadros en adhesión; del rescate de los principios ideológicos y postulados que renueven la lucha histórico-social que lo encumbró como partido de alternancia política; y de la consecuencia del acto donde lo que se diga en verso se concrete en prosa.
Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.
