Presa Endhó, la cruz de Tula

A raíz de la acalorada reunión que sobre la tala de 9 mil árboles con motivo de los trabajos en el río Tula se llevó a cabo hace días ante el alcalde y los representantes de la Conagua, traigo a este espacio un añejo asunto que tiene que ver con la problemática  que significa la presa Endhó.

El embalse se encuentra en la cuenca hidrológica del Valle de México, a través del río Tula aquí van a dar los 40 metros cúbicos de agua por segundo que descarga la Ciudad de México, su zona metropolitana y el corredor  industrial desde Cuautitlán hasta Tepeji del Río; después  del estado de Hidalgo se convierte en el río Moctezuma y antes de llegar al golfo de México es ya el Pánuco.

La presa construida entre los años 1947 y 1952 en una superficie de aproximadamente mil 400 hectáreas y desde su puesta en servicio, y hasta 1973, recibió aguas blancas; a partir de entonces comenzó a almacenar aguas negras provenientes de la zona metropolitana de la Ciudad de México a través del emisor central y que hoy está convertida en la fosa séptica más grande del mundo.

La enorme presa con capacidad para almacenar 182 millones de metros cúbicos de agua,  se localiza entre los municipios de Tula y Tepetitlán, cuyos pobladores en su momento se desprendieron de las mil 400 hectáreas con  el pretexto que ya con la presa en servicio podrían regar sus tierras, promesa que sólo se quedó en eso porque la presa da vida a los distritos de riego 03 de Tula y 100 de Alfajayucan, localizados kilómetros abajo.

Las comunidades ribereñas a la presa de Tepetitlán son Daxtho, El Retiro, San Pedro Nextlalpan, La Loma y Pedro Ma. Anaya; de Tula, Santa Ana, Benito Juárez, Julián Villagrán, San Francisco Bojay Colonia, San Francisco Bojay Pueblo, Xijay de Cuauhtémoc, San Ma. Michimaltongo, Xitejé de Zapata, Michimaloya, San Miguel de las Piedras y San Miguel de las Piedras Segunda Sección.

En la mayoría de ellas, y gracias a la presa  Endhó, lejos de obtener algún beneficio, lo que tienen son un alto grado de marginación y una enorme incidencia en enfermedades como leucemia, cáncer, hepatitis e infecciones en la piel y estomacales, entre otros males, y es que según estudios, las aguas negras son 47 por ciento de desechos industriales y 53 por ciento de desechos domésticos.

No hay que olvidar que después de 40 años de recibir aguas negras, hoy la presa Endhó debe presentar miles de toneladas de sedimento que crece año con año, originando todavía mayor contaminación y reduciendo la capacidad  de almacenamiento de agua del propio embalse.

El gobierno federal autorizó para este 2017 una inversión cercana los mil 500 millones de pesos con los que Comisión Nacional del Agua contrató  a cuatro empresas que se van a encargar del revestimiento, rectificación y ampliación del cauce del río Tula en un tramo de poco más de 19 kilómetros entre Ciudad Cooperativa Cruz Azul y Tula, y para ello requieren talar 9 mil árboles.

No debemos perder de vista que estos trabajos son consecuencia de que en un futuro cercano se ponga en servicio el emisor poniente que seguramente habrá de incrementar el caudal de agua que a través del rio Tula va a seguir contaminando la presa Endhó; es decir,  debemos tener claro que la millonaria inversión es para que nos puedan echar más agua negra y no para beneficiar a esta región.

El gobierno federal autorizó hace años la construcción de la planta de tratamiento de aguas residuales localizada en el municipio de Atotonilco de Tula, se supone que hoy en día ya trabaja, aunque no a toda su capacidad.

La pregunta es: ¿las aguas ya tratadas adónde se van? No vemos que por el río Tula corra agua menos contaminada, y de todas formas cuando así fuera nos parece que servirá de muy poco que llegue a la presa agua menos contaminada si el embalse ya está lleno de lodo o sedimento.

Así las cosas, el tema de los árboles que deben talar (aunque según el reporte, a pesar de la orden de suspender los trabajos ya han cortado unos mil) no es el único problema. Sin duda que en la zona urbana en donde se tiene planeado, o más bien ya se ejecuta este  ecocidio, el daño es irreversible por más que nos digan que por cada uno que corten van a plantar uno o diez.

No perdamos de vista que estamos hablando de la región de Tula, una de las más contaminadas del país, con empresas tan importantes como la refinería y la termoeléctrica, además de las cementeras y de otro tipo que generan también desechos que dañan la ecología y en donde los árboles juegan un papel importante para tratar de limpiar el medio ambiente. Pero en la zona rural con las poblaciones que rodean el vaso de la presa, ¿cuándo se va a actuar?

En nuestro paso por el Congreso local (hace diez años) exigimos un estudio epidemiológico para evaluar el nivel del daño que la contaminación estaba causando a los pobladores, y aunque los resultados se guardaron a piedra y lodo, ya desde entonces eran graves, hoy seguramente son peores.

Reactivamos también el Consejo Ecológico Tula-Tepeji -con quien nos reuníamos un domingo de cada mes-, que años antes Adriana Durán había impulsado. En audiencia de vecinos y el que hoy escribe con el entonces gobernador Miguel Osorio, nos autorizó la adquisición de maquinaria para combatir de manera permanente el mosco cúlex y el destinar 3 millones de pesos al año para aplicarlos en beneficio de las comunidades afectadas en obras y acciones que los propios vecinos decidieran y que sirvieran para mitigar en algo el daño causado.

Lo relatado ya es parte de la historia reciente sobre el tema. La postura hoy la tenemos muy clara: si el gobierno federal necesita echarnos más agua negra y para ello busca revestir y ampliar el río Tula, primero debe limpiar su cauce y resolver cómo no tirar miles de árboles en la zona urbana. Y para los miles de pobladores que padecen de cerca la contaminación de la presa, ofrecerles y cumplirles obras y acciones que de verdad les beneficien. Porque suponiendo que cumplan su compromiso de enviar aguas ya tratadas, la contaminación del vaso es irreversible, ¿y entonces que sigan sumidos en la suciedad, en la insalubridad, en la pobreza y en el rezago?, ¿hasta cuándo?

¡Ah!, y que el tema no se convierta en  suculenta carne de cañón para los partidos políticos por las elecciones que vienen.

Por hoy es todo, nos leemos en la próxima entrega, pero… entre nos.

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Por: José Guadalupe Rodríguez Cruz

*Egresado de la UNAM como licenciado en Derecho y Diplomado por el Instituto de Administración Pública de Querétaro y por la Universidad Iberoamericana en Políticas Públicas. *Regidor Municipal en Tula, Secretario Municipal de Tula, Diputado local en la LVII y LIX Legislaturas en el estado de Hidalgo y Presidente Municipal Constitucional de Tula 2000-2003. *Autor del libro “Desde el Congreso Hidalguense” y coautor del libro “Tula... su Historia” *Director y fundador del periódico bisemanario “Nueva Imagen de Hidalgo”, que desde 1988 se pública en Tula, Hgo.


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ENTRE NOS... - José Guadalupe Rodríguez Cruz

*Egresado de la UNAM como licenciado en Derecho y Diplomado por el Instituto de Administración Pública de Querétaro y por la Universidad Iberoamericana en Políticas Públicas. *Regidor Municipal en Tula, Secretario Municipal de Tula, Diputado local en la LVII y LIX Legislaturas en el estado de Hidalgo y Presidente Municipal Constitucional de Tula 2000-2003. *Autor del libro “Desde el Congreso Hidalguense” y coautor del libro “Tula... su Historia” *Director y fundador del periódico bisemanario “Nueva Imagen de Hidalgo”, que desde 1988 se pública en Tula, Hgo.