No ha existido un solo imperio en la historia de la humanidad que no haya sucumbido por la espada o la razón.
El PRI no ha desaparecido como partido y realidad política en México porque la preservación de intereses económicos ligados a su estructura sigue alimentando su precario fuego, pero en cuanto estos intereses económicos puedan migrar –que paulatinamente lo han hecho-, no habrá base de sustentación política suficiente, porque la ideología mítica que tuvo, ahora es sólo un mito.
El discurso de los personeros que aún pretenden mantenerlo no entusiasma a nadie, al grado que se ha vuelto comparsa de una parodia política o de un circo de pueblo, cuestión que ya no extraña a nadie, pues los únicos que extrañan el poder del tricolor son quienes forman parte de la cúpula económico-política que se sostiene de las entrañas derruidas de lo que fue.
La debacle está próxima en el Estado de México, donde, de no ocurrir un verdadero milagro, el PRI ya no tendrá ningún sentido para la clase económica que lo prohíja, ni siquiera valdrá la pena conservar un registro raquítico.
Vale resaltar que, en este escenario, la derecha mexicana no ha hecho un verdadero esfuerzo para aglutinarse en una expresión que en el discurso pueda renovar sus estructuras; es igual escuchar a personeros del PRI o del PAN, y qué decir de la derecha ligera, como el Verde Ecologista, que es la manzana podrida del ecosistema político.
Es insostenible la situación del tricolor, la pauperización política es clara y ya parece el niñito famélico del barrio, al que por lástima le arrojan migajas mientras los niños sanos corren por las calles con sus juguetes y sueños.
El imperio se diluyó por la espada y la razón, pero, sobre todo, porque sus reyes no lo supieron gobernar.
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Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.
