PRI Nacional puede terminar en manos de Hidalgo y Coahuila

El todavía presidente del PRI Nacional, Alejandro Moreno, tiene -por lo que se ve-, los días contados en ese cargo, aunque se aferre con uñas y dientes argumentando mil cosas a su favor, pero en la opinión de la mayoría de los priistas no solo vendió y traicionó al partido tricolor, sino que abiertamente trabaja en la agenda del presidente con apuestas absurdas como eso de mantener al ejército en la calle hasta el 2028, con una iniciativa que supuestamente presentó una diputada priista y que luego el mismo presidente reclamó como propia, exhibiendo el servilismo del dirigente nacional priista que desde ya está en la mira de muchos tricolores que van tras su cabeza.

Desde luego, todo mundo sabe que el tal Alito vendió a su partido para evitar el desafuero y después la cárcel por delitos como enriquecimiento ilícito y otras lindezas, puestas en el ojo púbico por Layda Sansores, la gobernadora de Campeche que lo hizo pedazos en sus conferencias de “Los martes del jaguar”, donde con videos y audios mostró a todo México lo que es realmente el tal Alito.

No parece que haya un modo de salvarse del campechano, porque tiene en contra tres frentes: la opinión de millones de priistas en todo el país, la condena pública de figuras importantes del priismo como Osorio Chong y la animadversión que miembros de la dirigencia nacional tienen en su contra por lo que puede significar de cosecha para ellos.

Tarde que temprano va a caer Alito, porque ya no significa nada para los tricolores y porque en el ánimo de muchos es un traidor que vendió a su partido.

Pero en política siempre hay uno que pierde y otro que gana y en este drama de Moreno, está claro que a su caída habrá quien se beneficie de su derrumbe.

Y todo indica que el poder del PRI, de acuerdo a sus documentos, llegaría a la secretaria general Carolina Viggiano que sería presidenta nacional de los tricolores con el mandato, eso dicen sus documentos, de convocar al Consejo Político Nacional en un plazo de 60 días para elegir al sustituto que terminaría el periodo del dirigente corrido.

De darse esto, el partido tricolor seria manejado por la hidalguense Viggiano y por el coahuilense Rubén Moreira en su tarea de coordinador de los diputados federales tricolores.

Mientras tanto, estos políticos dejan que otros hagan la tarea de disminuir a Alito con declaraciones y exigencias de que renuncie, labor que abiertamente y sin ocultarlo lleva a cabo gente como el exgobernador Miguel Ángel Osorio Chong.

El escenario está muy revuelto en el viejo partido, que se esfuerza en mantenerse con presencia a través de los abusos que intenta Morena, como eso de mantener hasta el 2028 al ejército en la calle, con la complicidad de Moreno que con ello firmó su caída, pero las presiones oficiales contra los senadores son muy fuertes y no se sabe lo que vaya a suceder en la votación que se avecina.

Pero mientras tanto, hay quienes ya se sienten en la silla del poder del PRI con todo lo que esto significa en el campo de los acuerdos y manejo de poder.

Es una posibilidad, con un desarrollo difícil de ver, porque ya con el bastón de mando pueden pasar muchas cosas y una de ellas es no dejar el puesto de mando por causas que solo los políticos son capaces de ver.

Si Viggiano llega a ser la dirigente nacional del PRI habría que ver por dónde caminaría el partido en la relación con AMLO y Morena; y en el caso del estado, ver lo que decidiría en el inevitable contacto con el gobernador Menchaca del que una y otra vez dijo que le ganó a la mala.

Y ver qué decidirían los priistas del estado, ninguneados por Alito y compañía con la imposición de Viggiano como candidata, lo que les costó dejar el poder después de 93 años.

Cuestión de esperar…


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