Ahora que se ha puesto de moda hablar de racismo, debido al estreno de Nuevo orden, de Michel Franco, resultó particularmente interesante la charla de Jueves de cine en Casa Buñuel que sostuvieron los grandes actores Mónica del Carmen y Noé Hernández con la directora Lucía Carreras.
Del Carmen y Hernández, ganadores del Ariel, poseen una rica carrera por sus papeles en cintas como Año bisiesto y Asfixia, y Miss bala y La tirisia, respectivamente. Los dos confesaron que han sufrido discriminación por su apariencia indígena: Mónica contó que en la escuela le hacían burla por sus atuendos oaxaqueños y le decían que iba a bailar la Guelaguetza; Noé, por su parte, soñaba con representar el papel de galán, hasta que se percató de que no es blanco ni tiene ojos claros.
Ambos se mostraron en contra de los estereotipos y, al respecto, Hernández dijo que ya se había cansado de que solamente le dieran papeles de narco y de malo. Tal vez por eso valora su papel de el Canelita, un muxe de La tirisia, para el que se preparó a conciencia y el cual le valió un Ariel.
Lucía explicó que es muy difícil ir en contra de los estereotipos y escribir argumentos fuera de lo trillado.
Noé lamentó también la situación en la que se encuentra la distribución del cine nacional, por la cual películas suyas, filmadas hace años, como Burros y Ocho de cada diez, aún no se han exhibido.
Todos coincidieron en que una forma de combatir el racismo es comenzar por uno mismo.
Por: Jorge Carrasco V.
Egresado de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM. Periodista activo desde 1981 en diversos medios. Especialista en temas internacionales, deportes y espectáculos. Autor de biografías sobre Pedro Infante y Joaquín Pardavé de Editorial Tomo.
