En 1979, el entonces joven realizador británico Ridley Scott sorprendió a propios y extraños con su segundo filme: Alien, el octavo pasajero, que se convirtió en un clásico del género gracias a la espléndida actuación de Sigourney Weaver como la teniente Ripley y la temible criatura creada por Carlo Rinaldi. La historia dio lugar a una saga con varias secuelas con diferentes directores como Jean Pierre Jeunet y hasta un spin off en el que se enfrentaba a Depredador.
Scout trató de revivir la franquicia con Prometeo y ahora con Alien Covenant. La nave de este nombre se dirige a un lejano planeta para colonizarlo, pero sufre un accidente que le cuesta la vida al capitán Branson (James Franco) y a otros miembros de la tripulación. Oram (Billy Cudrup), su sustituto, decide acudir a una llamada de auxilio en un cercano planeta, pese a las dudas de Daniels (Katherine Waterston), la segunda a bordo. Descubrirán que el planeta está controlado por los aliens y el único sobreviviente es el androide David (Michael Fassbender).
Veredicto: el filme no consigue igualar al original. Los intérpretes carecen del carisma de sus antecesores, en especial Daniels, que es una mera caricatura de Ripley. Los únicos que se salvan de la quema son Tennesse (Danny Mcbride) y el mexicano Demián Bichir como Lope. Además, al estar al aire libre, los aliens no son tan temibles como en el claustrofóbico filme original. Por todo esto, Alien Covenant es una secuela hecha solamente pensando en la taquilla.
Por: Jorge Carrasco V.
Egresado de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM. Periodista activo desde 1981 en diversos medios. Especialista en temas internacionales, deportes y espectáculos. Autor de biografías sobre Pedro Infante y Joaquín Pardavé de Editorial Tomo.
