Respeto selectivo

La relación de los mexicanos con las figuras femeninas es ancestral y tiene su origen en nuestras culturas prehispánicas.  Sin embargo, fue en el proceso de evangelización cristiana que surgió la relación más emblemática de México con una mujer: la Virgen de Guadalupe, imagen con la que se ha creado un vínculo espiritual difícil de entender y de explicar.

Hay muchos elementos simbólicos en juego en esta relación que dicen mucho de quienes somos como país. Nos gusta pensar en la idea de una madre a la que se respeta y venera, de una mujer inmaculada y asexuada, cuyo principal rasgo es su virginidad; figura a la que podemos respetar y celebrar sin cuestionamiento alguno.

Por ello, resulta curioso que no podamos trasladar los valores del vínculo espiritual mexicanos-Virgen de Guadalupe a las relaciones con mujeres de carne y hueso, quienes se encuentran terriblemente vulnerables en medio de una cultura como la nuestra. ¿A qué mujer sí respetamos y por qué? ¿Cuáles son las características que hacen a una mujer respetable?: ¿la asexualidad?, ¿la maternidad?

Según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), en Hidalgo se cometieron 19 feminicidios tan sólo en 2018.  Este número nos coloca justo en la media nacional y pone de manifiesto la necesidad de proteger a las mujeres de una cultura misógina y contradictoria en la que la violencia contra las mujeres se justifica y legitima dadas ciertas condiciones de orden moral.

Es verdad que los cambios culturales tardan años en gestarse, pero también es verdad que en Hidalgo se están asesinando mujeres y que se necesita mirar sobre las causas de esos homicidios; pues no basta con tener un día naranja y un vagón del transporte público pintado de rosa, y mucho menos basta con encomendarse a una virgen o a una santa cada vez que las calles de todo el estado se ofrecen violentas para las mujeres que las transitan.