En la historia de la humanidad son pocos los casos que saltan a la vista de genios como Da Vinci o Einstein, y si bien en nuestro tiempo conocemos mujeres y hombres inteligentes, son casi nulos los casos de genialidad. La pregunta es: ¿a qué se debe la sequía de genios?
La respuesta es clara y tiene dos variables:
- La educación. En nuestra era, la educación actúa para uniformar el pensamiento, lo cual impide que los procesos psíquicos superiores alcancen la soltura de la mente y se invite a imaginar más allá de lo que es enseñado. Por ende, solo se reproduce lo que los planes de estudio marcan, maniatando en gran medida la creatividad sobre el conocimiento, creando autómatas “educados”.
- Los apetitos del mercado. El consumo ha creado apetitos materiales que no rebasan lo superfluo; por ello, el mercado de la cultura es poco menos que el olvido de la sociedad, mientras que la recreación absurda, como las redes sociales, es poco menos que la fiebre del oro, una paradoja. Ahora, la información docta se puede encontrar en casi cualquier portal de internet y plataformas virtuales.
El empobrecimiento cognitivo es de tal magnitud que cuestiones como el amor, la poesía, la arquitectura, la comunicación o el deporte, se aprecian solamente en medida que se someten a las estructuras y lógicas de mercado, es decir, cuando representa dividendos económicos y, por ende, se prostituyen.
Tan es así que expresar amor es directamente proporcional al concepto de éxito económico; la poesía se utiliza como blof de café o mensaje pueril de meme de internet; la arquitectura no es reflejo de la calidez de hábitat, solo expansión de riqueza; la comunicación es la derrota del lenguaje, el cual es gutural, inconexo, sin sentido y de cliché, y aberraciones ortográficas; el deporte es el receptáculo del consumo de marcas y no el espíritu griego de la competencia como virtud humana.
En un mundo uniforme y utilitarista, los genios son rebeldes en extinción.
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Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.
