Hace un tiempo Gerardo Sosa Castelán, presidente del Patronato Universitario, ofreció una conferencia de prensa en la que se refirió al problema de inseguridad al interior de las instalaciones de la UAEH, y que por ello se tomó la decisión de cercar y colocar personal de seguridad en las entradas.
De igual forma dijo que el problema había sido resuelto por las autoridades universitarias, que además poseían control de lo que sucedía, tan es así que por eso se permitieron la venta de alcohol en el Pabellón Universitario.
Pero después del discurso vino la realidad y los cajeros automáticos de instituciones bancarias ubicados dentro de la universidad han sido robados ya tres veces, lo que hace pensar que las medidas de seguridad no son lo que dijo Gerardo Sosa en conferencia de prensa y que existe una contradicción entre los hechos y los dichos.
Por otro lado, pensando mal o jugando al sospechosismo, resulta interesante plantearse la posibilidad de que se trate de un robo planeado por el clan Sosa, pues los tres asaltos tuvieron características similares en operación y respuesta.
Si a esta descabellada idea se agregan las prácticas implementadas por la FEUH en sus años de gloria, podríamos pensar que se trata de una modernización de métodos para obtener ganancias de forma cómoda y con la garantía de no recibir acusaciones por “los afectados”.
Alimentando aún más el sospechosismo podemos agregar que el clan Sosa atraviesa una difícil etapa en su economía, pues tiene que sostener cerca de 15 campañas a cargos de elección popular en los tres niveles más su aportación a la presidencial, pero también su amparo contra un órgano de control interno ha sido desechado, es decir, muy pronto tendrán que rendir cuentas.
Lógicamente han echado mano a cuanto recurso pueden tomar, no en vano se han dejado de hacer pagos por honorarios, se ha canalizado todo recurso de empresas y se han disminuido los eventos, foros, conferencias y hasta asistencia de algunos profesores a las aulas. El robo de cajeros ofrecería una entrada más para solventar las gastadas campañas.
El escenario nacional cada día cobra matices inesperados, pero si no ganara AMLO, ¿qué pasaría con el clan Sosa?
