Hay signos de que en la coalición JUNTOS HAREMOS HISTORIA, de la que forman parte Morena, el PT, el Partido Verde Ecologista y Nueva Alianza, empieza a aparecer la desesperación, porque el panorama para la elección del 6 de junio, de acuerdo con encuestas, no le pinta nada bien y se encamina a un escenario de derrota con resultados muy malos.
Incluso se habla ya de inconformidad de candidatos que no sintieron el respaldo de su partido y algunos se rascan con sus propias uñas, en el entendido de que algunos de ellos piensan que para ganar basta la popularidad del presidente y los recursos de grupúsculos y personajes, como en el 2018 en Hidalgo, cuando el Grupo Universidad hizo lo que quiso porque tuvo recursos que ahora parece no tener como en aquellos días, además de que el jefe está en la cárcel. Sin embargo, esto no impidió que dicho grupo volviera a tener candidaturas que Morena le dio nuevamente, así como los partidos rémoras como el PT y el Verde Ecologista. Pero todo dice que no les alcanza.
En la pelea por las siete diputaciones federales no se ve cómo puedan volver a tener los resultados del 2018, cuando ganaron todo con diputados que ahora pueden ser la causa de su derrota por el miserable papel que hacen, siempre lejos de Hidalgo, al que dicen representar.
En cuanto al Congreso local, es imposible que vuelvan a ganar las 17 diputaciones que lograron en esa elección y todo se lo deberán en gran parte al Grupo Universidad, que enseñó el cobre con minidiputados, vacíos y absurdos, como Ricardo Baptista, Corina Martínez, Roxana Montealegre y similares.
Una cosa es cierta: no sucederá como en la Legislatura, donde hoy son mayoría.
PERO CUIDADO… Faltan todavía siete días de campañas y 11 para la elección, y ya se sabe que un desesperado va a todas. Que nadie se confíe, porque las fieras acorraladas son doblemente peligrosas y esta fiera política está desesperada, desesperanzada y puede recurrir a cometer locuras.
Si juegan limpio, ya perdieron. Pero todavía falta tiempo, poco, pero falta.
Por: Adalberto Peralta Sánchez
Nací el 11 de mayo de 1946 en un pueblito que tiene una laguna con patos y un parque con bancas con el nombre grabado del donante. Una de esas bancas tiene el nombre de mi padre. Estudié Filosofía y ejerzo el periodismo desde hace varios años. Colaborar con mi hijo en EFFETÁ me llena de orgullo. Trataré de hacerlo bien.
