2020, de todo, como en botica. 2021, entre el temor y esperanza

Cuando se inicia un año nuevo, generalmente se hace con un sentimiento de alegría y de muchos propósitos, porque es una nueva oportunidad para mejorar y crecer en todos los órdenes, algo así como la señal de partida para una nueva carrera que durará 365 días, para hacer de ese tiempo el espacio en que buscaremos que todo vaya mejor.

Es un momento de ilusiones y sueños, que casi, por regla general se concreta en una reunión familiar para una cena de abrazos y buenos deseos.

Y desde luego, la oportunidad para agradecer a Dios los beneficios recibidos en el año que se va y la petición para que nos bendiga y cuide en el año que se inicia.

Pero eso era hasta el inicio del año 2020, porque en este que comienza las cosas han cambiado en todo el mundo por una pandemia que nos recordó lo frágiles que somos y, que pese a estar en el siglo XXI, seguimos siendo vulnerables ante la naturaleza, y aceptar que todos necesitamos de todos, que los problemas como este virus solo se vencen cuando vamos todos juntos, sin avaricias de ganancias de dinero o políticas.

Pero, finalmente, brincamos la raya que separa el 2020 del 2021 y esto hay que agradecerlo.

Y, en el año que se va, agradecer y reconocer lo importante que son para quienes tenemos como oficio escribir y tratar de entender las verdaderas intenciones de lo que pasa y sucede en el estado.

Reconocer y agradecer lo que significa para el trabajo del que informa la presencia activa, en todos los órdenes, del gobernador Omar Fayad que por encargo del pueblo tiene la responsabilidad del Poder Ejecutivo. Por razones obvias es la personalidad más fuerte en la vida de Hidalgo y vaya que si da y genera información. Le faltan menos de dos años par terminar su responsabilidad y se ha convertido, por logros y acciones, en el mejor gobernador de México, lo que le da ases ganadores para la sucesión, particularmente, en su partido el PRI.

Agradecer, lo que significan para el trabajo periodístico, la presencia de funcionarios como José Luis Romo, Simón Vargas, Eduardo Baños, Efraín Benítez, Lamán Carranza, Jessica Blancas y Raúl Arroyo, entre otros, que en su quehacer se distinguen por eficientes .

De ellos hablamos en este oficio por los renglones que les tocan atender y que determinan la vida del estado.

Cómo no agradecer la presencia en el escenario político de gentes como Gerardo Sosa; Cipriano Charrez y su hermanito Vicente; el inigualable, por torpe y soberbio y hasta divertido, de Baptista; la abusada Roxana Montealegre; el filósofo sosista de Tepeapulco, Jorge Mayorga, que escenificó el mejor sainete del Congreso, cuando, como en sus mejores tiempos, casi llega a los golpes con Asael Hernández

Cómo olvidar a Damián Sosa y su intento por darle respiración de boca a boca al grupo de su hermano, buscando ganar la alcaldía de Tulancingo y que, finalmente, tuvo que doblar las manitas ante Jorge Márquez y, en ese mismo estilo, al rector de la UAEH, Adolfo Pontigo, Humberto Veras y muchos funcionarios de esta universidad, que la sufren desde el día de la detención de Sosa.

A todos ellos, gracias, porque con sus hechos y acciones permiten este oficio, que al final, como dice un excelente periodista, no es más que el oficio de contar historias de cada día y tratar de interpretarlas con sentido común y sentido de justicia.

Al inicio de este nuevo año, agradecer a los presidentes de los partidos por su presencia en el escenario político. A Erika Rodríguez y Julio Valera, del PRI, que por lo logrado el 18 de octubre se convierten en cartas ganadoras del tricolor para futuras apuestas; a Héctor Chávez, del PRD, que tuvo gran éxito en la elección; ni qué decir de Sharon Montiel, del PESH, que supo enfrentar los comicios con acierto y Cornelio García, presidente del PAN, que pese a todo metió a su partido a la lucha electoral. 

Cómo dejar fuera del agradecimiento a Guadalupe Orona, lideresa de los antorchistas, y sus amenazas de marchas de más de 50 mil personas; agradecer también a Martha López, de la UNTA, y sus desplantes, que sin duda son motivo de información y de opinión, igual que la tienen ellas, sin ninguna duda.

Especial reconocimiento, por los motivos que dieron para opinar de ellos, a los diputados locales y federales, sobre todo los de Morena y, de ellos, los del Grupo Universidad que enseñaron el cobre con su actitud de servicio al grupo que los llevó al Congreso y una presencia de irresponsabilidad para con el estado, y más con la intención que tienen de reelegirse pensando, seguramente, que hicieron un trabajo formidable.

Por todos los motivos que dieron para escribir y para opinar, sobre todo por su triste papel y cero apoyo al estado, tache a Fortunato Rivera, Sandra Simey Olvera, Gustavo Callejas, Jannet Téllez, Lidia García, María Isabel Alfaro y todos los demás, incluidos los ya conocidos locales, que vaya si dieron motivo para escribir.

De todo hubo el año pasado, lo que quiere decir que hay movimiento social y político, lo que se agradece.

Fue tan fuerte el movimiento, que hasta importados a la grilla hubo, como Fernández Noroña que intentó reorientar programas contra el virus con argumentos muy pobres.

Y, con mucho agradecimiento, para usted, que se toma la molestia de leer este diario digital.

El año que ya inició no será fácil, es un gran reto, pero los problemas son para vencerse y le deseamos que, con esperanza y voluntad, todo vaya bien.

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Por: Adalberto Peralta Sánchez

Nací el 11 de mayo de 1946 en un pueblito que tiene una laguna con patos y un parque con bancas con el nombre grabado del donante. Una de esas bancas tiene el nombre de mi padre. Estudié Filosofía y ejerzo el periodismo desde hace varios años. Colaborar con mi hijo en EFFETÁ me llena de orgullo. Trataré de hacerlo bien.


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SUMA Y RESTA - Adalberto Peralta Sánchez

Nací el 11 de mayo de 1946 en un pueblito que tiene una laguna con patos y un parque con bancas con el nombre grabado del donante. Una de esas bancas tiene el nombre de mi padre. Estudié Filosofía y ejerzo el periodismo desde hace varios años. Colaborar con mi hijo en EFFETÁ me llena de orgullo. Trataré de hacerlo bien.