A través de los siglos de la existencia del ser humano en la tierra, el papel de las mujeres ha cambiado sustancialmente, y ha pasado de verlas como meros objetos para el trabajo o para la reproducción, hasta darnos cuenta de mujeres empoderadas en prácticamente todos los campos de la vida en el siglo XXI.
Cada 8 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Mujer, fecha instaurada a partir de 1975 por la Organización de la Naciones Unidas, con el objetivo de buscar la justicia e invitar a la reflexión sobre las desigualdades persistentes y el camino que hoy queda por recorrer. Existen varios acontecimientos que derivaron en la instauración de la fecha, uno de ellos fue el incendio ocurrido en 1911 en la fábrica Triangle Shirtwaist, en Nueva York, donde murieron 123 mujeres obreras; debido a que el morado era el color del material que mayormente se trabajaba en la fábrica, el humo fue visto a varios kilómetros a la redonda y es hoy el color que hoy distingue al movimiento feminista.
Hoy, a pesar de tanto discurso gubernamental, se mantiene una gran brecha en las condiciones de vida entre la mujer y el hombre: todos los indicadores de desarrollo sostenible muestran que las mujeres están debajo de los hombres. Las desigualdades se notan, por ejemplo, en el sector analfabeta, donde las mujeres son las dos terceras partes; en la brecha salarial, pues las mujeres perciben menos dinero que los hombres por realizar el mismo trabajo y en la violencia sexual, que el 94 por ciento la sufren las mujeres. Por otro lado, en muchos países aún son comunes las disposiciones legales en donde la mujer debe ser obediente y sumisa a las órdenes del hombre, su marido, y no hacerlo significa fuertes sanciones o castigos corporales.
En México, la realidad de las mujeres no es muy diferente al resto del mundo, aunque existe un organismo gubernamental federal llamado Inmujer (Instituto Nacional para las Mujeres), además de la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres, y ambos nos dicen que es necesario reflexionar sobre los desafíos y oportunidades para el logro de la igualdad de género y la erradicación de la violencia contra las mujeres.
En Hidalgo, la brecha entre mujeres y hombres no es menor, pero anima saber, por ejemplo, que se incrementó sustancialmente el presupuesto para 2023 en aproximadamente 47 millones de pesos. Aunque esta cantidad es insuficiente todavía, deja ver el interés del gobierno de Julio Menchaca en un asunto tan sensible como el bienestar de las mujeres. Y recordemos que en su gabinete existe la paridad de género, que no se da del todo en los partidos políticos, a los que se les tiene que exigir que postulen a igual cantidad de hombres y de mujeres para los cargos disponibles.
Si bien se busca un avance en todos los aspectos, y en todo el mundo, para garantizar los derechos de las mujeres, no podemos cerrar los ojos ante los tratos que todavía se les dan en países como Irán, en temas de vestimenta, educación, trabajo, etcétera.
Tenemos claro que a la mujer se le debe no sólo respetar, sino admirar en su papel de persona, madre de familia, empleada, obrera, funcionaria, en todos los rubros de la vida actual. Por hoy es todo, nos leemos en la próxima entrega… Entre nos.
Por: José Guadalupe Rodríguez Cruz
*Egresado de la UNAM como licenciado en Derecho y Diplomado por el Instituto de Administración Pública de Querétaro y por la Universidad Iberoamericana en Políticas Públicas. *Regidor Municipal en Tula, Secretario Municipal de Tula, Diputado local en la LVII y LIX Legislaturas en el estado de Hidalgo y Presidente Municipal Constitucional de Tula 2000-2003. *Autor del libro “Desde el Congreso Hidalguense” y coautor del libro “Tula... su Historia” *Director y fundador del periódico bisemanario “Nueva Imagen de Hidalgo”, que desde 1988 se pública en Tula, Hgo.
