Frente a la crisis que vive Morena ante los problemas de nepotismo que la misma presidenta Claudia Sheinbaum ha puesto en el candelero y que ha exigido una reestructuración de las conductas de aquellos que se han extraviado de las lógicas que deben primar en la 4T, se presentan zafarranchos políticos con la oposición que se olvida que no tiene autoridad moral histórica para exigir lo que jamás dio a la nación: probidad y ética pública.
Ha sido pertinente la actuación de la presidenta Sheinbaum Pardo que, con firmeza, le ha exigido a las y los personeros de la izquierda que no caigan en el nepotismo, dispendio y despropósitos de sus encargos y, lo mismo ha increpado la actitud de Cuauhtémoc Ochoa, senador por Hidalgo, que de Gerardo Fernández Noroña, titular del Senado de la República, sin dejar de mencionar el caso de la efigie en ambulancias de la senadora por Chihuahua, Andrea Chávez.
Es evidente que los despropósitos de algunos de los miembros del staff de Morena en el poder han generado un caldo de cultivo propicio para que la derecha le tire a la cara su pérdida de piso. En este trazo, la derecha, como en todas sus actuaciones, no está empeñada por controlar el juego de poder frente a Morena, sino, que, viéndose sin argumentos para encauzar las tareas políticas y democráticas en la nación, recurre a las “zonas vacías” para denostar a Morena.
Empero, pese a que la derecha juega en la rayuela que aún le queda, no es menos cierto que, bajo ningún motivo, las y los personeros de izquierda deben acuchillar el proyecto de la 4T con actitudes que no tienen cabida en el modelo del humanismo mexicano y, mucho menos, frente a la conducta digna que ejemplifica la presidenta Sheinbaum Pardo, que la tiene posicionada en rendimientos políticos crecientes de aprobación ciudadana.
No pueden existir los ciegos, sordos y mudos en Morena.
En este escenario, la senadora Lilly Téllez, que se caracteriza por tirar excremento político a diestra y siniestra, ha impugnado a Gerardo Fernández Noroña y a Adán Augusto López por posibles actos tanto de dispendio público como de nepotismo, lo que nos recuerda lo que el comal le dijo a la olla.
Empero, pese a que la crítica de Téllez está fuera de lugar, no es menos cierto que las y los personeros de Morena no deben ni pueden causar sombras en el poder, y deben ser impecables en su gestión, no extraviarse ni caer en el extravío público.
En el uso de voz en el Senado, Adán Augusto le dijo a Lilly Téllez “está loca”; en relación a acusaciones que considera fuera de lugar, mientras la senadora Téllez le recalcaba a Fernández Noroña que vive fuera de la austeridad que pregona Morena.
Lo cierto es que la clase política se encuentra en el panóptico social y la línea que pisan las y los personeros de Morena es muy delgada y está sujeta a las constantes impugnaciones de la derecha que, a falta de pan (no me refiero al PAN), buenas son las tortillas; por lo que se da vuelo a falta de proyecto político, con las escaramuzas y zafarranchos de los que intenta obtener dividendos políticos frente a la ciudadanía, cuando en la palestra pública, como en Hidalgo, la Estafa Siniestra no les otorga autoridad moral ni ética pública alguna.
Mis únicos y queridos lectores, la izquierda no puede pasar por alto que no debe ni puede caer en despropósitos de conductas que lastimen el proyecto político de la 4T, donde el pueblo es primero y ningún servidor público, fuere del partido que fuere, puede servirse del poder, porque el que escupe al cielo a la cara le cae, aunque el comal no tenga autoridad moral ni ética política para reclamarle a la olla.

Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.