El gobernador Julio Menchaca se ha solidarizado con los migrantes de Hidalgo frente a la serie de acusaciones que se le han realizado a la presidenta Claudia Sheinbaum de haber instado a la beligerancia de los migrantes mexicanos en Estados Unidos y de que la primera dama de la nación haya desmentido públicamente estas acusaciones. En esta situación, la derecha del PRIAN en Hidalgo se ha sumado a las declaraciones de Alejandro Moreno y ha querido sacar raja política desde la trinchera de que el gobierno de Morena ha tenido una postura tibia e inconsistente frente al gobierno de Donald Trump.
En este trazo, la actitud del gobierno de Julio Menchaca en Hidalgo que ha desplegado financiamiento para la ayuda del retorno a migrantes y la creación del Plan Hidalgo que se ha sumado al Plan México, condensan una respuesta clara de defensa a connacionales que se encuentran experimentando las deportaciones a México.
Sin embargo, el escenario de las protestas de migrantes en diferentes latitudes de Estados Unidos, y en el epicentro de Los Ángeles, ha presionado al gobierno de Claudia Sheinbaum para extender notas de extrañamiento y llamado al diálogo con el gobierno de Donald Trump que, en estos días, ha dejado de lado las protestas de los migrantes por el escenario en Medio Oriente del conflicto israelí-iraní.
En esta atmósfera convulsa, las protestas de migrantes contra las redadas y deportaciones en Estados Unidos, presentan dos escenarios inéditos.
I. La protesta como ruta de independencia social
Las protestas de los migrantes mexicanos se insertan como un punto de quiebre con el gobierno de México, y su iniciativa orgánica sobrepasa los diálogos con el gobierno de Claudia Sheinbaum, que ha ido a la zaga de una realidad que debe ser atendida de manera directa porque las posturas reactivas, pese a resultar positivas como lo es el Plan México y el Plan Hidalgo, no trazan un esquema permanente de respuesta e inserción de los migrantes en México, sino que son una condición reactiva y coyuntural.
II. El poder orgánico de los migrantes
Este es el fenómeno más destacable de las protestas de los migrantes en Estados Unidos. El poder orgánico de los grupos de migrantes que aún no trascienden a un movimiento, ha trazado no sólo una protesta de derecho humano porque no existen seres humanos ilegales; en los hechos, ningún ser humano es ilegal en el planeta, sino, también, un vínculo de fuerza social que ya encuentra adhesiones y simpatías más allá de los propios migrantes. De concretarse como un movimiento con las herramientas orgánicas de conciencia, fuerza y articulación social, podrían sentar un precedente importante no sólo para la migración en Estados Unidos, sino, también, a nivel mundial.
En un entretelón confuso, la nulidad y tibieza de la postura de los organismos de derechos humanos, del cual el de Hidalgo con Ana Karen Parra Bonilla a su cargo no se pronuncia ni por las moscas africanas, no sólo por ignorancia sobre el evento que atañe a Hidalgo, sino porque su gestión se ha caracterizado por los desatinos y nulidad ante la protección de los derechos humanos.
Aunado a la calamidad de los desatinos en materia de protección y promoción de los derechos humanos de la CDHEH se suman a este tenor los pronunciamientos de Naciones Unidas. Esto pone en la mesa de discusión del gobierno de la presidenta Sheinbaum Pardo y de Julio Menchaca el desafío de instaurar una nueva línea de discusión y diálogo con el gobierno de Estados Unidos que, inclusive, permita la adhesión de una postura, en primer término, latinoamericanista de la migración y, en un segundo momento, internacionalista.
Es crucial que el gobierno de Julio Menchaca cree una visoria sobre el problema migrante y que los organismos competentes actúen con planes y programas en prospectiva, algo que hasta ahora no se ha realizado en el país.
En los hechos, la Unidad de Planeación y Prospectiva, que dirige Miguel Tello, puede ir brindando elementos de inserción de los migrantes al desarrollo de las vocaciones regionales y comunitarias, y con la Secretaría de Cultura ir hacia una dimensión de sensibilización cultural de la sociedad hidalguense frente a la migración que, desde hace décadas, no es ajena a la realidad social en Hidalgo.
Las protestas de los migrantes mexicanos en Estados Unidos abren un capítulo que se suma, históricamente, a las que protagonizaron los jornaleros del campo hace décadas y que llevaron a la creación de nuevas leyes de protección al trabajo agrícola, lo cual puede y debe fijar un proyecto en prospectiva de apoyo a migrantes en la nación.
