A mover conciencias

La inundación ocurrida en Tula los primeros días de septiembre, de funestas consecuencias con 17 muertos en el IMSS y millones de pesos en daños, que también afectó a Tepeji del Río, Tlahuelilpan, Tezontepec e Ixmiquilpan, ha cambiado la vida y hasta la forma de pensar de muchas personas.

Desde que en las últimas horas del lunes 6 de septiembre la gente en la ciudad, sobre todo en la zona centro, veía con desesperación e impotencia cómo las pestilentes aguas negras del río Tula se adueñaban de sus viviendas o de negocios, hemos visto escenas que han dejado en claro la solidaridad de la mayoría de los tulenses: mujeres y hombres, sin pensarlo, arriesgaron su vida para salvar la de algún vecino anciano o imposibilitado para por sí mismo evitar el caudal de agua que intempestivamente invadía sus casas, sus patios, sus habitaciones y estaba en grave riesgo su vida.

De los decesos, más allá de los reconocidos en el Seguro Social -cuyo inmueble se localiza en la calzada Melchor Ocampo, cuando enfermos de covid-19 no sobrevivieron al faltar la energía eléctrica y quedarse sin oxígeno-, de manera oficial nada se ha dicho, pero no son pocos los que aseguran –sobre todo personal de auxilio y de medios de comunicación- que hubo más fallecidos.

Mientras no haya familiares o amigos que demanden o exijan se aclare la desaparición de más personas, nos quedamos con las cifras de lo ocurrido en el IMSS, hecho que por sí solo representa ya un triste y penoso acontecimiento (sobre todo para los deudos de los fallecidos) del que se debe seguir investigando en Conagua cómo y por qué llegó ese caudal de agua, y sobre todo quién tuvo la (mala) decisión de autorizarlo. 

Hasta hoy hemos visto protestas, pronunciamientos en todos los sentidos, sobre esta catástrofe que vive Tula. Vecinos de las zonas afectadas, en grupo o de manera individual, han acudido a solicitar apoyo de todo mundo, principalmente de las autoridades, sobre todo de las municipales que son las más inmediatas pero las que con menos recursos cuentan.

Se han formado cuando menos tres grupos que ya buscan por la vía legal que se les resarzan los daños causados en su patrimonio. Son incontables las familias que se quedaron sin nada, en las colonias 16 de Enero y La Malinche, por ejemplo, hay quienes no han regresado a sus moradas porque no les quedó ni el piso, mucho menos el techo, enseres, cama, mesa, sillas, ropa, sus documentos, etcétera.

Estamos lejos de pensar que ya está en vías de resolverse esta crisis, pero en la reciente semana fuimos testigos de los apoyos que llevó a la calle La Mora, en La Malinche, la diputada federal Carolina Viggiano y cuatro o cinco legisladores más de su partido; fueron 50 estufas de cuatro parrillas y el mismo número de colchones con su correspondiente base.

Se escucharon voces, en su mayoría de agradecimiento, pero también algunas críticas, sobre todo de gente que en las redes sociales se escuda en el anonimato o en los perfiles falsos y aprovecha para atacar, para descalificar y politizar el asunto. Gente que seguramente nunca apoya, pero a quienes nunca se les deja satisfechos.

Otro caso que destacamos es el movimiento que encabeza Noé Paredes Meza, quien de su patrimonio y con sus amistades -empresarios como él-, de aquí y de otras partes, se ha echado a cuestas un programa que ha llamado “Adopta una vivienda”. Se sabe que ya atienden 50 casas, desde rehabilitar y pintar hasta amueblar y entregar enseres domésticos a sus moradores. Acción plausible que, lejos de ser criticada, tendría que ser imitada por quienes económicamente tienen posibilidades, pero sobre todo voluntad.

Sin duda que Carolina y Noé no son las únicas  personas que han ayudado, pero las mencionamos únicamente a manera de ejemplo, porque además, de ambos sabemos que están dedicados a gestionar recursos públicos y privados para seguir apoyando y hacer lo necesario para que una inundación no vuelva a ocurrir.

Bajo este escenario, el llamado es a la ciudadanía de Tula y de otros lugares cercanos o distantes que estén en posibilidades de ayudar con poco o con mucho. Háganlo de manera directa o a través de instituciones como el propio gobierno municipal o de gente como Paredes Meza. En ambos casos no me cabe duda que los apoyos son bien aplicados, pero todavía son insuficientes.

Y a quienes han decidido exigir por la vía legal la reparación del daño y las pérdidas, la propuesta es a no ceder, a insistir ante las instancias correspondientes con la asesoría de expertos en Derecho y que hoy están  comprometidos con su tierra y con su gente, en este caso con quienes se vieron afectados por esta inundación originada por ignorancia de dependencias, como la Comisión Nacional del Agua, que cuidan los flancos políticos.

¡A  mover conciencias en favor de Tula!

Por hoy es todo, nos leemos en la siguiente entrega, pero… Entre nos.   

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Por: José Guadalupe Rodríguez Cruz

*Egresado de la UNAM como licenciado en Derecho y Diplomado por el Instituto de Administración Pública de Querétaro y por la Universidad Iberoamericana en Políticas Públicas. *Regidor Municipal en Tula, Secretario Municipal de Tula, Diputado local en la LVII y LIX Legislaturas en el estado de Hidalgo y Presidente Municipal Constitucional de Tula 2000-2003. *Autor del libro “Desde el Congreso Hidalguense” y coautor del libro “Tula... su Historia” *Director y fundador del periódico bisemanario “Nueva Imagen de Hidalgo”, que desde 1988 se pública en Tula, Hgo.


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ENTRE NOS... - José Guadalupe Rodríguez Cruz

*Egresado de la UNAM como licenciado en Derecho y Diplomado por el Instituto de Administración Pública de Querétaro y por la Universidad Iberoamericana en Políticas Públicas. *Regidor Municipal en Tula, Secretario Municipal de Tula, Diputado local en la LVII y LIX Legislaturas en el estado de Hidalgo y Presidente Municipal Constitucional de Tula 2000-2003. *Autor del libro “Desde el Congreso Hidalguense” y coautor del libro “Tula... su Historia” *Director y fundador del periódico bisemanario “Nueva Imagen de Hidalgo”, que desde 1988 se pública en Tula, Hgo.