A Zoé Robledo

Se supo que el domingo 13 de febrero estuvo en tierras toltecas el director del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Zoé Alejandro Robledo Aburto, con la intención de recorrer los terrenos en donde se planea construir la clínica 5 de esta importante institución de salud para sustituir las instalaciones localizadas desde hace más de 50 años en la calzada Melchor Ocampo y que se inundaron el pasado mes de septiembre.

Se ha publicado que la opción es construirla dentro de las 700 hectáreas que el gobierno del estado, entonces con Miguel Osorio al frente, adquirió durante la administración de Felipe Calderón, para edificar la refinería Bicentenario, obra que a final de cuentas no fue más allá de la barda perimetral de esta enorme superficie localizada muy cerca de la Miguel Hidalgo, dentro del municipio de Atitalaquia.

Está claro que contar con instalaciones hospitalarias apropiadas es urgente y necesario tras la inundación que costó la vida de cuando menos 15 internos al quedarse sin luz el edificio de dos niveles la madrugada del martes 7 de septiembre, pues la planta con la que se suministraba la energía eléctrica estaba en la planta baja, lo que les dejó sin oxígeno y sin vida a enfermos de covid.

Los que ya tenemos más de 50 años de edad recordamos inundaciones en la ciudad, originadas siempre por el desbordamiento de las aguas negras del río Tula y a través del propio drenaje sanitario que, ante la crecida, las aguas grises que se vierten al río se regresan a la zona urbana, pero ciertamente nunca habían alcanzado los niveles de hace ya medio año.

Nos hemos manifestado de acuerdo en que “Tula no se inundó, la inundaron”, ¿quiénes?, las manos del personal de la Comisión Nacional del Agua y del Estado de México, encargados de controlar el caudal de agua que llega al río procedente de los túneles o emisores central y oriente, que desalojan las aguas de la CDMX y de varias ciudades del Edomex, más las presas localizadas río arriba.

Pero el tema hoy no es insistir en encontrar a los culpables de esta desgracia que terminó con el patrimonio de miles de tulenses, sino de la necesidad de que los derechohabientes del IMSS de Tula dejen de peregrinar a Cruz Azul, a Tepeji, a Pachuca o hasta la Ciudad de México para recibir la atención médica a la que tienen derecho por el pago de cuotas que la ley obliga y que en estos tiempos de crisis resulta más complicado cumplir.

Nos parece que el lugar propuesto para el nuevo IMSS no es el mejor. Anotamos apenas dos consideraciones, que no las únicas:

Primera. – Hacerlo fuera de Tula es retirar los servicios de salud del grueso de la población que los utiliza. Será tal vez de media hora el traslado en vehículo del centro de la ciudad al lugar que se propone.

Segunda. – No podemos imaginarnos un hospital de esta magnitud dentro de la zona industrial de Tula-Atitalaquia por lo que ello significa: cerca de industrias que tanta contaminación generan, como la refinería y la termoeléctrica, empresas a las que el gobierno está apostando reactivar para aumentar su producción (y en consecuencia, su contaminación); multimillonarias inversiones para reconfigurar la refinería y lo mismo a CFE para producir más energía a través del mortal uso del combustóleo, la llamada “leña del diablo”.

¡Cómo poder imaginar que un enfermo convaleciente salga a los potenciales jardines del Seguro Social a respirar aire del que también han llamado infierno ambiental más importante de contaminación atmosférica en México“! Imposible siquiera pensarlo.

Claro, disponer sin costo de lo necesario en terreno teniendo 700 hectáreas para hacer un hospital, es una enorme ventaja. Pero Tula, los alrededores de la ciudad, tiene otras opciones que estarían a cinco o diez minutos del centro. En todos los casos modernizar las vialidades será requisito importante.

Por ejemplo, en la zona enfrente del Cereso. Es tierra firme a las faldas del cerro Magoni en la salida para Michimaloya. Otra: a lo largo de la salida a Tlahuelilpan, desde el crucero para entrar a la zona arqueológica hasta antes de llegar a Teocalco. Una más: camino a Nantzha-San Andrés, que es tal vez la zona con menor contaminación y todavía con amplios terrenos.

Claro, en todos los casos el gobierno federal deberá invertir en la compra de estos terrenos (propiedad o ejidales), pero en un proyecto de esta importancia, de esta magnitud, parece que no es lo más importante.

Y a todo lo anterior por mientras el nuevo proyecto se aterriza y se comienza, consideramos que se pueden utilizar las instalaciones dañadas. Claro, previos trabajos que sean necesarios para su buen funcionamiento. Los tulenses recordamos que el IMSS de la calzada tiene pocos años que tuvo una importante y seguramente millonaria remodelación.

Estamos confiados en que el gobierno de los tres niveles hace hoy lo necesario para que no se repita una catástrofe como la de septiembre. Porque, además –insistimos-, lo ocurrido fue más por errores humanos que por las fuertes lluvias de esos días.

Vemos que, a pesar de la falta de apoyo gubernamental, negocios importantes -incluso relacionados con la salud, como las clínicas ubicadas en la también inundada calle Rojo del Río-, hoy trabajan ya casi normalmente, ¿por qué no lo ha de hacer el IMSS?

Parecido escenario viven las instalaciones de la Secretaría de Salud del estado de lo que hasta hace años fue el Hospital Regional de Tula, localizado en la calle 5 de Febrero, con espacio más grande que el propio IMSS, localizado a la vuelta de la calle, pero que hoy en día también vemos en el mayor de los abandonos.

En el tema del IMSS, con los atentos saludos a Zoé Robledo, político que nos parece inteligente, sensible y capaz.

Por hoy es todo, nos leemos en la próxima entrega, pero… Entre nos.

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Por: José Guadalupe Rodríguez Cruz

*Egresado de la UNAM como licenciado en Derecho y Diplomado por el Instituto de Administración Pública de Querétaro y por la Universidad Iberoamericana en Políticas Públicas. *Regidor Municipal en Tula, Secretario Municipal de Tula, Diputado local en la LVII y LIX Legislaturas en el estado de Hidalgo y Presidente Municipal Constitucional de Tula 2000-2003. *Autor del libro “Desde el Congreso Hidalguense” y coautor del libro “Tula... su Historia” *Director y fundador del periódico bisemanario “Nueva Imagen de Hidalgo”, que desde 1988 se pública en Tula, Hgo.


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ENTRE NOS... - José Guadalupe Rodríguez Cruz

*Egresado de la UNAM como licenciado en Derecho y Diplomado por el Instituto de Administración Pública de Querétaro y por la Universidad Iberoamericana en Políticas Públicas. *Regidor Municipal en Tula, Secretario Municipal de Tula, Diputado local en la LVII y LIX Legislaturas en el estado de Hidalgo y Presidente Municipal Constitucional de Tula 2000-2003. *Autor del libro “Desde el Congreso Hidalguense” y coautor del libro “Tula... su Historia” *Director y fundador del periódico bisemanario “Nueva Imagen de Hidalgo”, que desde 1988 se pública en Tula, Hgo.