Abrimos o morimos

A casi diez meses de comenzadas las restricciones por el covid-19, la industria restaurantera de Pachuca se encuentra en foco rojo, pues ha sido uno de los sectores más afectados por la pandemia. 

Desde abril del año pasado, los prestadores de servicios gastronómicos han debido atender a las indicaciones de las autoridades para poder funcionar, pero el distanciamiento social y el crecimiento en el número de contagios no han jugado a su favor. 

El regreso al semáforo rojo ha significado un nuevo problema para esta industria y ha abierto un debate a nivel nacional que hoy ha cobrado especial relevancia en redes sociales. Bajo el lema “Abrimos o morimos”, restauranteros de la Ciudad de México han decidido abrir sus negocios a pesar de la emergencia sanitaria. En Pachuca, la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados (Canirac) escribió una carta al gobierno del estado para negarse a cerrar sus negocios durante las siguientes semanas, bajo el argumento de haber cumplido con todas las medidas de seguridad y de solo tener el 20% de ocupación en sus espacios. 

Sin embargo, el debate va mucho más allá de esta resistencia, pues se trata de un problema que afecta a toda la cadena de trabajo relacionada con la industria: meseros, cocineros, lavaplatos y hasta los encargados del valet parking. El asunto es que ya no sabemos qué es peor, si “morir” en el sentido que plantean los restauranteros, o morir, literalmente, por el virus que nos aqueja. 

Esto nos lleva a pensar en si el cierre  de comercios de verdad puede contener la cadena de contagios, tema que no se ha analizado a profundidad. En ciudades como Mérida, por citar un ejemplo nacional y en otras ciudades del mundo, el cierre de comercios se ha tomado con mayor cautela e inteligencia, pero eso implica entender y saber cómo y bajo qué condiciones se están dando los contagios.

Las instituciones no saben cómo hacer su trabajo sin intentar hacer política, lo cual es lamentable, pero es en este tipo de situaciones en las que el carácter de una administración se hace visible. Esperemos que la nueva gestión municipal en Pachuca y el gobierno del estado puedan resolver este problema y generar alternativas inteligentes, seguras para todos, porque es verdad que sin esta actividad comercial, las muertes por desempleo, por no poder llegar a fin de mes, por ansiedad, van a superar por mucho a las que ya ha causado el covid. 

Esto no pretende ser una defensa visceral de los comercios locales, sino una invitación a repensar cómo vamos a vivir los meses que tenemos por delante, antes de que la vacuna nos devuelva la insensatez y la irresponsabilidad en nuestras vidas.


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