Los datos de la conducta política de Xóchitl Gálvez advierten su pretensión fallida de ascender a la Presidencia de la República a través del insulto, la beligerancia y el descrédito a sus adversarios y hacia el modelo político que ha desterrado al antiguo régimen.
En este trazo de ponderación conductual, la hidalguense oriunda de Tepatepec, Xóchitl Gálvez, revela su radiografía personal; partícipe de una clase política que sucumbió frente a una fuerza política -Morena-, en cohesión y convergencia por variables de dolor frente a la desigualdad social del antiguo régimen, por empatía política a un proyecto alternativo y reivindicatorio y por un líder carismático que sin mesianismos le dijo al pueblo que era ¡primero!
En esta era, donde el dato duro parece indicar veracidad, el presidente López Obrador opuso al dato duro sus datos duros. Pero la parametría va más allá de un dato en el análisis, porque atiende al manejo de variables que develan realidades y la exponen en contextos no revisados a profundidad, como el juego de los arquetipos (modelos) de conducta de Xóchitl Gálvez.
- El arquetipo de emprendedora de Xóchitl
El capitalismo y sus lógicas de mercado nos han hecho creer la miserable realidad de una psicología de la competencia para las masas, donde, para lograr algo en la vida y ser felices, hay que sufrir en la competencia y desde la competencia. Xóchitl Gálvez se presentó a esta elección presidencial con el arquetipo de emprendedora que, a partir de vender gelatinas y vivir en una azotea, se podía triunfar y pasar del comercio informal -porque cuando vendía gelatinas en Tepatepec no pagaba impuestos-, al papel de empresaria (donde también la acusan de no pagar impuestos).
- El arquetipo de víctima del antisistema de López Obrador
Xóchitl Gálvez, ante la parametría adversa de las encuestas, no ha perdido un momento para victimizarse. Se presenta aludiendo que la maquinaria de izquierda ha corrompido y violado no sólo el proceso electoral en puerta sino el alma de las personas -la imagen de las veladoras en su inicio de campaña era un llamado al más allá para controlar el más acá-, condición que se convirtió en una arenga hueca y vacía que ni el INE ha apoyado.
- El arquetipo de valiente
Pretendiendo ser heroína -porque los héroes son valientes, pero no todos los valientes son héroes-, Xóchilt Gálvez se presentó como la paladín de la democracia, la política y la justicia social. En ninguno de estos papeles ha logrado credibilidad y, mucho menos, legitimidad; por el contrario, es percibida como partícipe de las y los que corrompieron el sistema político y crearon el abismo entre el desastre y el porvenir de la nación.
- El arquetipo de triunfadora
Xóchitl Gálvez ha repetido hasta el cansancio que es una triunfadora y, cuando psicológicamente exponemos ante los demás lo que somos con la vehemencia que lo hace la oriunda de Tepatepec, es que en realidad se adolece de ello. Un triunfador no requiere vociferar sus triunfos y logros personales, cuando habla los demás aprecian sus alcances y cuando calla los aprecian todavía más. En este proceso electoral, desde la conducta de Gálvez, lo que menos se percibe es triunfo, por el contrario, en cada spot, imagen y discurso se asoma el rostro de la derrota.
Después del segundo debate presidencial, la parametría de la conducta política de Xóchitl Gálvez aclara que ninguno de los arquetipos que utilizó, en este proceso electoral, sirvieron a sus propósitos, porque eran falaces, vacíos, inverosímiles y desorientados.
Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.
