Los límites políticos del PRI Hidalgo

El PRI Hidalgo está viviendo una crisis que lo ha llevado a escenarios de confrontación, su alianza con el PAN y el PRD ha causado más desencuentros que unión y fuerza; sin embargo, parece que a su cúpula no le preocupa la desbandada de militantes y simpatizantes.

La crisis política que vive el PRI Hidalgo lo ha llevado a diferentes escenarios de confrontación, que han generado tensión con diversos sectores del espectro social, al grado que Carolina Viggiano ha tenido un desencuentro con el Consejo Coordinador Empresarial, en el marco del uso de la parametría de las encuestas, cuyas evaluaciones de la contienda electoral no favorecen a la alianza opositora.

 

La agitación política que vive el PRI obedece a que las estrategias políticas que ha tratado de emprender desde la alianza opositora se han ido diluyendo en un proceso electoral donde las inconsistencias identitarias con PAN y PRD han revelado que, en lo sustantivo, sus ideologías, operaciones pragmáticas y presencia ciudadana, en vez de unir y fortalecer sus estructuras, han causado desencuentro y repulsión social.

 

La precaria conducción política de Marco Mendoza, líder del PRI Hidalgo, es una de las variables vitales en la explicación de la erosión e inconsistencias que atraviesa el partido tricolor. Su famélica presencia política se encuentra a la sombra de Carolina Viggiano y, en los pronunciamientos políticos tras bambalinas, se avizora un avasallamiento que deteriora el mando del partido; mientras que, en los reflectores de las conferencias de prensa, Marco Mendoza aparece invariablemente en un segundo plano y como comparsa de la lideresa nacional del tricolor.

 

Las lecciones no aprendidas del fracaso inmediato del gobierno de Enrique Peña Nieto y la debacle histórica del partido tricolor, imponen en el PRI una nueva y estrepitosa caída en los comicios del próximo 2 de junio. En todo escenario en que se presentan los personeros de mando del tricolor no existe autocrítica y ponderación de los desatinos con los que se ha manejado el proceso electoral. En Hidalgo, su cúpula partidista está volviendo enemigos a todos aquellos que se atreven a realizar cuestionamientos o pronunciamientos de crítica que no alaguen su oído, cuestión que nubla la vista a cualquiera.

 

El deterioro del PRI Hidalgo empuja al cuestionamiento sobre ¿cuáles son sus límites políticos?, porque la desbandada militante y de simpatizantes se encuentra en un momento inenarrable de depreciación política del partido que no advierte su cúpula política y cuyos alcances parecen llevar a nimos de adhesión política en su historia en Hidalgo.

 

Si a la cúpula partidista no le preocupa el PRI, ¿a quién le preocupa y le ocupa?

 

Hasta ahora la inteligencia política no se asoma en el PRI. Todo indica que en la medida que el autoritarismo de cúpula aumenta, la degradación política no tiene freno.

 

En un ánimo de lucidez, Francisco Olvera, parte de la cúpula del poder priista en Hidalgo, hizo una declaración pertinente: “el partido el sexenio pasado – en referencia a Omar Fayad- fue golpeado”; tal aseveración contundente ¿no sirve en estos momentos para que esa mismapula del poder tricolor dé un paso al frente y democratice sus estructuras, asuma una tarea de reestructuración política y apertura a la militancia y simpatizantes?

 

Toda conducción partidista tiene límites. En el PRI Hidalgo parecen haberse roto los límites de conducción política, transgrediendo la democratización interna y creando enemigos externos en un abismo de pasiones entre la cúpula de mando y su base militante.


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