Anticristo

Cuando caminaba por la Facultad de Ciencias Políticas en la UNAM, una de esas mañanas frías de enero en las que siempre llevaba un libro bajo el brazo, se me emparejó en el camino Camila, una compañera que tomaba algunas clases conmigo, y me dijo: “Tu defensa hacia Nietzsche sobre el anticristo hizo estremecer al profesor”. Yo, sonreí y le dije: “Cristo no ha sido evaluado por la mayor parte de los cristianos, católicos y los no cristianos, y Nietzsche no lo ataca, lo defiende frente al materialismo mundano”.

Nada tan aleccionador como pensar en Cristo, nada tan fascinante desde la filosofía.

Camino por las calles de este mundo donde el materialismo es el verdadero “lobo del hombre, antes y más allá de Hobbes”; en esta dimensión de las reflexiones en los rostros del capitalismo y la competencia de mercado que tiene sumida a la humanidad en un prolegómeno insano de las relaciones sociales y el humanitarismo que parece una quimera de dragón, que consume mis pensamientos frente al odio, desencuentro y beligerancia que nos enfrenta como las olas a las rocas.

Cristo planteó el primer comunismo no científico desde la filosofía de un dios de amor, paz y generosidad; Cristo hizo, en su tiempo, un llamado al desapego materialista, al grado del sacrificio de la vida en torno a la vida eterna, si así lo exigía la circunstancia social.

Cristo y el desprendimiento de lo material, de la riqueza que obstaculiza el amor de Dios, la verdad y la bondad, la generosidad y la concordia, busca en la humildad la condición del espíritu que te lleva a la vida eterna. Sin embargo, estas prescripciones que llevaron a Cristo al sacrificio de la trascendencia inmanente de Dios, en su tiempo, no fue advertida por la mayoría y en nuestro tiempo es poco menos que un grano de arroz en la arena, debido a que pocos entendieron que el materialismo del mercado, del consumo, de la posesión materialista, no es el camino y ha generado competencia, no colaboración social.

Cristo no invitó a la competencia ni a la posesión de bienes que no fueran los espirituales, los que hacen de la vida la verdad de la humildad, de esa generosidad que suele sernos difícil brindar, y lo que es peor, advertir como premisa de la convivencia para el otro.

El anticristo es todo aquel que hace de la competencia el camino oscuro del materialismo que hoy invade a la humanidad como la verdadera pandemia que desata pandemias, mientras la pobreza no es solucionada porque el materialismo como pandemonio del egoísmo nos impide colaborar, compartir y amar.

 

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Por: Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.


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CRONOS - Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.