Hasta el miércoles 9 de febrero, a eso de las 11 de la mañana, justo cuando usted se sentó a dialogar en nuestra mesa, en México habían asesinado a 5 periodistas en lo que va del año 2022 y 54 durante el gobierno de López Obrador; al día siguiente un nuevo hecho elevó el registro a 6 periodistas asesinados en lo que va del año y 55 durante este gobierno federal.
Si uno busca en los registros periodísticos e incluso en las carpetas de investigación, la mayoría de los periodistas asesinados -por no decir todos- fueron ejecutados únicamente por ejercer su profesión y no por tener nexos con el crimen organizado, contrario a lo que ocurre con los profesionales de la política en México que encuentran la muerte.
La violencia contra los periodistas en todo el país crece a pasos agigantados; somos un gremio fuerte y necesario en estos días nublados, pero también somos débiles -nuestras armas son una computadora, una cámara, un micrófono- e innecesarios para los que nos ven como simples “muertos de hambre”.
Por eso resulta increíble la vehemencia con la que usted pidió nombres y apellidos de los actores políticos corruptos de los que se está rodeando para llegar al poder en Hidalgo, como le fue señalado durante la charla; resulta increíble que un político con más de 30 años de experiencia, como usted, y viviendo un clima de violencia sin igual contra los periodistas, exija que se le mencionen en voz alta los nombres y apellidos de esos personajes, sin querer entender que lo que se le señala tiene la intención de contribuir a mejorar la presencia de quien podría ser la primera gobernadora de Hidalgo, y que no se trata del ataque personal de un periodista “proclive a Julio Menchaca”, como usted lo asegura.
A su petición de mencionar nombres y apellidos de esos políticos, se le responde igual que en la mesa, hace un par de días: “No hace falta mencionarlos, solo es cuestión de echarle un ojo a las fotografías que publica en sus redes sociales”.
Atentamente
Adalberto Peralta Rosales
Director del diario digital Effetá
