Cualquier parecido con nuestra realidad es pura…

Lo que pasó en el Capitolio de Estados Unidos, de una turba invadiendo por la fuerza y con violencia la sede del Poder Legislativo para impedir que se validara el triunfo de Biden, por la inconformidad y necedad del, todavía, presidente Trump, no es ni fue un hecho fortuito o nacido de la casualidad, sino un hecho resultado de la actitud arrogante y hasta perversa del que por la voluntad del voto ciudadano perdió la elección.

Y lo que se dañó fue uno de los valores más fuertes del país del norte y símbolo de su grandeza: la democracia.

La causa no cuesta encontrarla porque todo mundo la vio, la soberbia de Donald Trump que no acepta la derrota, que acusa sin pruebas, que sataniza a los que no piensan como él, sean políticos, periodistas, organizaciones civiles y, lo más grave, a las instituciones que le dan sentido de unidad al pueblo norteamericano.

Lo que todo mundo vio, a través de los medios de comunicación, fue la agresión a las instituciones que le dan sentido de nación a los vecinos del norte, con acciones y actitudes que a lo mejor se viven en otros países, pero no en los Estados Unidos, en donde se supone se vive una democracia madura y responsable.

Todo, como resultado de un gobernante que en pocas ocasiones se rigió por las leyes y las instituciones, que dividió a su país entre los que pensaban como él y los que no lo hacían así, que agrede a la prensa y a los periodistas, y a los políticos diferentes en pensamiento y acción, en que pensaba que solo su palabra era ley y luz del pueblo, hasta que ese pueblo se hartó y lo echó.

Este hecho, en lo que se refiere a nuestro país, pinta un escenario que favorece para la elección del 6 de junio a la alianza “Va por México”, por todas las lecturas que se hacen y las conclusiones a las que se llega de lo que pudiera darse en el futuro.

En todo caso, cualquier semejanza con nuestro país es solo una coincidencia.

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Por: Adalberto Peralta Sánchez

Nací el 11 de mayo de 1946 en un pueblito que tiene una laguna con patos y un parque con bancas con el nombre grabado del donante. Una de esas bancas tiene el nombre de mi padre. Estudié Filosofía y ejerzo el periodismo desde hace varios años. Colaborar con mi hijo en EFFETÁ me llena de orgullo. Trataré de hacerlo bien.


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SUMA Y RESTA - Adalberto Peralta Sánchez

Nací el 11 de mayo de 1946 en un pueblito que tiene una laguna con patos y un parque con bancas con el nombre grabado del donante. Una de esas bancas tiene el nombre de mi padre. Estudié Filosofía y ejerzo el periodismo desde hace varios años. Colaborar con mi hijo en EFFETÁ me llena de orgullo. Trataré de hacerlo bien.