Cuando nos visite el huracán

Este fin de semana, la alerta por la llegada del huracán Grace a territorio hidalguense mantuvo a la población atenta a la información y puso en jaque a las autoridades y equipo de trabajo de Protección Civil. Las inundaciones y el resurgimiento de baches luego de una tarde lluviosa no son nada nuevo para los pachuqueños, sino un par de  problemas con los que hemos aprendido a vivir durante la temporada de lluvias.

Sin embargo, una cosa es hablar de una tarde lluviosa y una muy diferente pensar en la llegada de un huracán de categoría 1 ya en los márgenes de nuestro territorio. Por ello, las autoridades, conocedoras del desastre que implicaría la presencia de un huracán en una ciudad con suelos impermeables, nulas áreas verdes y miles de baches, comunicaron las alertas a toda la población.

Luego de una lluvia ligera, pero permanente, Grace se esfumó del territorio estatal dejando tras de sí una estela de pequeños desastres que nos hicieron ver, una vez más, que la capital de Hidalgo no está lista para nada: árboles caídos, bardas derrumbadas, cierre de líneas de Tuzobús, inundaciones en las colonias al sur de la ciudad, entre otros inconvenientes.

Tenemos que agradecerle a Grace el no haberse quedado, porque si con su paso fugaz nos ha dejado algunas complicaciones, no quiero pensar en el caos que nos espera cuando algún huracán decida quedarse en la ciudad.

La naturaleza no es cruel, es inteligente, y definitivamente no ha sido ella la creadora de unidades habitacionales en suelo agrícola, ni la pavimentadora de cada espacio verde que hay en Pachuca, y mucho menos la constructora de explanadas y centros comerciales en suelos sin filtros que colapsarán cuando nos visite otro huracán.

 


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