Débil crecimiento, desempleo e inflación, pronostica el Banco Mundial

El mundo quedó atrapado entre la guerra comercial iniciada por Donald Trump contra China, la pandemia y la guerra en Ucrania, incapaz de reactivar el comercio mundial y restablecer los flujos tradicionales de comercio y de inversiones; lejos de ello, las sanciones económicas contra Rusia han provocado nuevas desviaciones en el comercio internacional.

Todo parece indicar que nadie está a salvo en el mundo y la cooperación internacional se hace cada vez más vital para lograr la recuperación económica.  En las nuevas previsiones del Banco Mundial, expuestas en el informe “Global Economic Outlook” sobre el crecimiento económico para 2022, precisa que las proyecciones están lejos de ser alentadoras y los países deberán enfrentar una era de débil crecimiento e inflación, estanflación e incluso recesión.

El BM espera que el crecimiento global disminuya del 5.7% en 2021 al 2.9% en 2022, menor al 4.1% previsto en enero; es decir, espera que la desaceleración sea más del doble de la registrada entre 1976 y 1979, después de la primera crisis petrolera.

En los países ricos, el BM espera que el crecimiento se desacelere bruscamente y pase del 5.1% en 2021 al 2.6% en 2022, pronosticando solo el 2.2% para 2023, debido a la disminución del apoyo fiscal y monetario implementado durante la pandemia. Para los países emergentes y en desarrollo, como México, precisa que el crecimiento disminuirá del 6.6% en 2021 al 3.4% en 2022 (en México, de 2.1% a 1.7%), debajo del promedio anual de 4.8% del período 2011-2019.

El deterioro de las nuevas proyecciones el BM las explica por los aumentos en los precios de la energía y los alimentos; las interrupciones en los suministros y en los flujos del comercio provocadas por la guerra de Ucrania y la necesaria normalización de los tipos de interés; planteando que, incluso si se evita una recesión global, los dolores de cabeza de la estanflación podrían persistir durante varios años, a menos que se realice un fuerte aumento en la oferta, una vez que para la mayoría de los países la estanflación es una amenaza real frente al alza de los precios de la energía.

El BM señala que, en términos nominales, los precios del petróleo aumentaron en 350% de abril de 2020 a abril de 2022, el mayor incremento en un período equivalente de dos años desde 1973. Los precios del carbón y el gas alcanzaron máximos históricos, dejando poco espacio para el uso de combustibles fósiles más baratos, como se logró en la década de 1970.

De acuerdo con el BM, el incremento de los precios de la energía podría reducir la producción mundial en torno a un 0.5% en 2022 y en torno a un 0.8% en 2023. Las economías avanzadas experimentarían una reducción de la producción del 0.9% en 2023, mientras que los países emergentes y en desarrollo, importadores de petróleo, podrían ven caer su producción en un 0.6%.

El BM precisa que el riesgo que la inflación elevada persista por más tiempo que lo esperado es real; que, si bien es cierto que el aumento de los precios minoristas se moderará en 2023, es muy probable que se mantenga por encima de los objetivos de inflación previstos por muchos bancos centrales (3% según Banxico).

En su informe, el BM apunta que la actual coyuntura se parece a la década de los 70 en tres aspectos: persistentes interrupciones del lado de la oferta que alimentan la inflación, precedidas por un largo período de política monetaria muy acomodaticia en los principales países industrializados; perspectivas de crecimiento más débiles, y las dificultades de los países emergentes y en desarrollo ante el necesario endurecimiento de la política monetaria para contener la inflación.

La recuperación que provino de la estanflación requirió fuertes aumentos en las tasas de interés en los principales países industrializados, lo que desempeñó un importante papel en el desencadenamiento de una serie de crisis financieras en los países emergentes y en desarrollo, precisa el BM.

Las perspectivas planteadas por el Banco Mundial son razonables, en virtud de la crisis económica que vive el planeta actualmente, donde las distorsiones al comercio provocadas por la guerra comercial de Estados Unidos contra China no se subsanaron, sino por el contrario, se profundizaron con la pandemia, que paralizó los flujos de suministros, redujo el empleo y la producción mundial; además de la guerra en Ucrania y las sanciones económicas contra Rusia, las cuales han elevado los precios del petróleo y el gas, impulsando la inflación al alza en la mayoría de los países.

México no puede ni debe quedarse al margen de la disputa internacional por los flujos de inversión, ni debe dejar de buscar la coordinación de la política económica entre los países de América para enfrentar esta crisis. Por esta razón es que la propuesta del presidente de México de iniciar el camino recorrido por la Unión Europea, hoy adquiere más vigencia y seguramente tendrá eco entre los principales líderes del continente, los que ya están y los que vendrán, a fin de dejar las querellas del pasado y comenzar a escribir una nueva historia, por el bien de todos los países y sus ciudadanos.

 

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Por: José Luis Ortiz Santillán

Economista, amante de la música, la poesía y los animales. Realizó estudios de economía en la Universidad Católica de Lovaina, la Universidad Libre de Bruselas y la Universidad de Oriente de Santiago de Cuba. Se ha especializado en temas de planificación, economía internacional e integración. Desde sus estudios de licenciatura ha estado ligado a la docencia como alumno ayudante, catedrático e investigador. Participó en la revolución popular sandinista en Nicaragua, donde trabajó en el ministerio de comunicaciones y de planificación. A su regreso a México en 1995, fue asesor del Secretario de Finanzas del gobernador de Hidalgo, Jesús Murillo Karam, y en 1998, fundador del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.


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CONTEXTO ECONÓMICO GLOBAL - José Luis Ortiz Santillán

Economista, amante de la música, la poesía y los animales. Realizó estudios de economía en la Universidad Católica de Lovaina, la Universidad Libre de Bruselas y la Universidad de Oriente de Santiago de Cuba. Se ha especializado en temas de planificación, economía internacional e integración. Desde sus estudios de licenciatura ha estado ligado a la docencia como alumno ayudante, catedrático e investigador. Participó en la revolución popular sandinista en Nicaragua, donde trabajó en el ministerio de comunicaciones y de planificación. A su regreso a México en 1995, fue asesor del Secretario de Finanzas del gobernador de Hidalgo, Jesús Murillo Karam, y en 1998, fundador del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.